Novak Djokovic, reconoció tras superar a Kevin Anderson en la final de Wimbledon, que este triunfo marcó su vuelta a la elite del tenis, tras reponerse a una dura lesión en su codo derecho que lo apartó de las pistas durante seis meses.

"Los últimos años no han sido fáciles. Tuve una operación, me ausenté del cuircuito y enfrenté por primera vez una lesión así de severa, por lo que no sabía qué esperar", dijo el cuatro veces ganador en el césped londinense.

"Tuve momentos de duda y no sabía si podría volver a competir a este nivel. Esta fue mi primera final de Grand Slam después de un par de años y no hay mejor lugar en el mundo para un retorno, este es un lugar sagrado para el tenis", aseguró.

En su emoción, también habló sobre el impulso que le significó tener a su hijo apoyándolo en el estadio.

"Se siente increíble porque es la primera vez en mi carrera que tengo a mi hijo gritando 'Papi, papi' en la grada", explicó, mientras el público rompió a aplausos.

"El no podía ver el partido en el palco, pero sabía que si ganaba el trofeo podría estar aquí para verlo", añadió.

Respecto a Anderson, Djokovic le felicitó por "haber sido un gran oponente" y por el duro camino que tuvo hasta la final, mencionando el partido de cuartos de final ante el suizo Roger Federer y la semifinal con el estadounidense John Isner.

Como es habitual, el de Belgrado celebró el título comiéndose un poco de hierba de la pista, a lo que aseguró que "sabía muy bien" y que este año tomó "el doble".