Las dos mejores del circuito femenino, la rumana Simona Halep (1a) y la danesa Caroline Wozniacki (2a), protagonizarán este sábado en Melbourne Park la final del Abierto de Australia, una lucha por el número uno del mundo, y por convertirse en las primeras jugadoras de sus respectivos países en lograr un título del Grand Slam.

El duelo encumbrará a una nueva campeona de Grand Slam. Ni Halep, que derrotó en semifinales a la alemana Angelique Kerber (16a), por 6-3, 4-6 y 9-7, salvando dos puntos de partido, ni Wozniacki, que hizo lo propio contra la belga Elise Mertens (37a), por 6-3 y 7-6 (2), lograron triunfar hasta la fecha en un major, y una de las dos lo hará para relevar a la estadounidense Serena Williams en el palmarés del torneo.

Será la primera final de un Grand Slam entre la número uno y la número dos, desde que Serena derrotó a la rusa Maria Sharapova para ganar este primer grande de la temporada en 2015

Halep, líder de la clasificación con 6.425 puntos, necesita ganar para retener ese privilegio; Wozniacki, segunda con 6.095, tiene igualmente que lograr un resultado favorable para recuperar el mando. La última vez que el primer Grand Slam del año otorgaba este honor se produjo cuando la checa Hana Mandlikova derrotó a la australiana Wendy Turnbull para ganar en 1980.

Ambas persiguen algo que el tenis les ha negado en dos finales de Grand Slam. La jugadora de Constanza, de 26 años, tuvo que conformarse con el subcampeonato en Roland Garros en 2014 y 2017, mientras que la de Odense, de 27, aceptó un desenlace aciago en el US Open de 2009 y 2014.

Caroline Wozniacki domina el cara a cara por 4-2. Ganó los tres últimos partidos, sobre arcilla en Sttutgart (2015), sobre pasto en Eastbourne (2017) y sobre pista dura en el Masters de Singapur (2017). Y también dominó el primer choque en pista dura en Dubai (2012).

Halep se tomó el desquite luego en las semifinales de New Haven (2013) y en la de Dubai (2015).

Para la danesa, abanderada de su país en los JJ.OO. de Río, y que disputa su cuadro número 30 de un grande, representa una doble oportunidad. No solo la de conseguir el primer título major de su palmarés, sino también recuperar el número uno del mundo que ostentó durante 67 semanas y olvidar aquella bola de partido que tuvo en la semifinal de 2011 contra la china Na Li en estas mismas pistas.

De lograr la victoria este sábado y volver a la cima, Wozniacki lo haría justamente después de seis años, el periodo más largo entre una fecha y otra, desde que los ránkings aparecieron en noviembre de 1975.