El español Rafael Nadal, número dos del mundo, se convirtió este sábado en el último verdugo del estadounidense Andre Agassi (20º) en el torneo de Wimbledon, al eliminar en tres sets al jugador de Las Vegas en tercera ronda por 7-6 (5), 6-2 y 6-4.

El tenista hispano, segundo cabeza de serie y bicampeón de Roland Garros, se enfrentará en octavos de final al ganador del duelo que disputarán el estadounidense Mardy Fish y el georgiano Irakli Labadze.

Antes de arrancar esta edición del torneo, Agassi anunció que se retiraría cuando concluya el venidero Abierto de Estados Unidos y que, por lo tanto, éste sería su último Wimbledon.

La experiencia del estadounidense no sirvió para aplacar la energía arrolladora del joven de Manacor, 16 años más joven. Dos generaciones, dos personalidades y dos formas de entender este deporte se medían este sábado.

No se amilanó el español, pese a encontrarse con unas gradas volcadas con el jugador de Las Vegas. Agassi llegó a salvar en el primer set tres puntos de quiebre en el décimo juego, en una manga que duró algo más de una hora (63 minutos) y que se resolvió en el desempate, a favor de Nadal, que cerró el set con un contundente ace.

En la segunda manga, que duró apenas 33 minutos, Nadal consiguió imponerse al juego de su rival, a quien respaldaba el público de forma obvia y abrumadora, para rematar el segundo set con otro imponente saque directo, que selló el 6-2.

La profundidad el juego del español, que se anotó 44 puntos ganadores -Agassi acumuló 23-, y que no cedió una sola bola de ruptura durante el partido, hizo sufrir a su adversario, que tuvo que marcharse con los ojos humedecidos y visiblemente emocionado.

La grada se puso en pie cuando el marcador indicaba 5-4 a favor del hispano, animando al de Las Vegas en los últimos esfuerzos del jugador por recomponer su tenis, y con los octavos de final cada vez más cerca para el campeón de París, que remató el último partido en el césped del All England Club con otro ace.

Se trató de la última incursión en la "Catedral" del norteamericano, y desplegó sus últimos pelotazos en presencia de su esposa, Steffi Graff, testigo de la larga y sentida ovación de los espectadores. (EFE)