Un grave hecho sucedió en el aeropuerto de Budapest, ya que el árbitro inglés Anthony Taylor fue insultado y estuvo al borde de recibir agresiones un día después de dirigir la final de la Europa League entre Sevilla y Roma, que ganaron los españoles por penales (4-1, tras el 1-1 en los 120 minutos).

Fueron fanáticos romanos los que al ver a Taylor le comenzaron a dedicar cánticos y gritos ofensivos, aunque a medida que avanzaba su paso, el juez debió apurarse y proteger a sus acompañantes, debido a que empezaron a lanzar refrescos, objetos pequeños y hasta una silla.

Otros intentaron acercarse para agredir directamente al juez, que alcanzó a huir del grupo enardecido.

Desde la escuadra italiana dieron pie a la molestia contra el arbitraje de Taylor. De hecho, el propio director técnico José Mourinho lo insultó en los estacionamientos del Puskas Arena tras el compromiso.