La selección chilena se impuso en la agonía por 1-0 a Yugoslavia, en una épica jornada del sábado 16 de junio de 1962 en el Estadio Nacional, y se quedó con el tercer lugar de su Mundial.

La escuadra nacional ganó con un gran tanto de Eladio Rojas, luego de un remate que se desvió en un rival en los 90 minutos, causando la locura total de las 66.697 personas que asistieron al recinto de Ñuñoa, y de los reporteros gráficos que invadieron la cancha.

El "Equipo de Todos" formó en esa jornada con: Adan Godoy; Luis Eyzaguirre, Humberto Cruz, Raún Sánchez, Manuel Rodríguez; Jorge Toro, Eladio Rojas; Jaime Ramírez, Leonel Sánchez, Carlos Campos y Armando Tobar.

Chile fue una tromba en el primer tiempo, pero no pudo conseguir la apertura de la cuenta, pese a que tuvo ocasiones muy claras, con remates de Eladio Rojas (7'), Leonel Sánchez (11', 13') y Armando Tobar (12').

De hecho, Tobar falló con arco descubierto en los 15' y Jorge Toro lanzó un gran tiro libre en los 16', que pudieron hacer explotar al repleto Nacional.

No obstante, el partido iba a vivir un momento clave en los 19', dado que Toro sufrió una evidente lesión en su rodilla derecha, luego de que un rival le cayera encima y jamás pudo volver a ser importante en el duelo. Tampoco pudo ser reemplazado, dado que en la época no se podían hacer cambios.

Pese a esto, la "estrella solitaria" mostró mucho empuje y solidaridad y siguió arrinconando a los europeos, con remates de Ramírez, que jugaba pese a la reciente muerte de su padre, y con un disparo de Leonel, que causó una atajada extraordinaria del arquero Milutin Soskic (41').

Yugoslavia tuvo un par de intentos, pero vivió una situación insólita, antes en los 31', ya que anotaban el primero tanto en los pies de Josip Skoblar, pero el árbitro cobró una falta a favor de los europeos, saltándose la ley de la ventaja.

En el complemento, los balcánicos crecieron y provocaron buenas tapadas del portero Adán Godoy, que reemplazaba al cuestionado Misael Escuti, aunque lo mejor fue también un gol anulado, por posición adelantada de Vladimir Kovacevic.

La historia estaba cada vez más cuesta arriba, dado que además de Toro, se sumaron las lesiones de Carlos Campos y Manuel Rodríguez, quien apenas podía mantenerse en pie, por lo que Chile jugaba con ocho jugadores cabalmente activos.

Pero, la épica se iba a realizar y en los 88', la figura de Eladio Rojas marcó la historia y un hito imborrable para la historia del balompié nacional, que se materializó un par de minutos después con el pitazo final tras el alboroto.