Durante estos días celebramos los 60 años del Mundial de Chile 1962, la única que ha organizado nuestra nación a nivel adulto y que hasta hoy en día es recordada como el evento más importante del país y también por el tercer lugar conseguido por La Roja.

Pero, ¿cómo se gestó la venida de uno de los eventos más importantes del mundo a nuestras tierras?

Todo comenzó tras en el año 1952, cuando tras la designación de dos Copas del Mundo consecutivas para Europa (las que se iban a jugar en Suiza '54 y Suiza '58), el dirigente de Magallanes Ernesto Alvear viajó a un Congreso de la FIFA en Helsinki, Finlandia, en el marco de los Juegos Olímpicos.

En la cita, Alvear se dio cuenta que Chile podía realizar la cita planetaria, comparándose con la ciudad finlandesa, que pese a ser pequeña pudo realizar el evento de los anillos en esa oportunidad.

Es así como en 1954, Chile presentó su candidatura junto a Argentina (gran favorita) y Alemania Federal (que después desistió), con el liderazgo de Carlos Dittborn, presidente de la Federación de Fútbol de Chile en la época, Juan Pinto Durán, abogado chileno y dirigente de Universidad de Chile, y el mencionado Alvear.

El 10 de junio de 1956, en el 30º Congreso de la FIFA en Lisboa, Portugal, parecía cerrarse el triunfo de la candidatura de Argentina, con un discurso del presidente de su asociación de fútbol que terminó con la frase: "Podemos hacer el Mundial mañana mismo. Lo tenemos todo".

Sin embargo, un día después Dittborn hizo su presentación de 15 minutos, la que además de de sus argumentos, amparados en dos artículos de la FIFA que buscaban fomentar el fútbol en países poco desarrollados, contó con una frase que quedó para la historia: "Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo".

Chile ganó con 32 contra 10 votos a Argentina (Hubo 14 abstenciones) y la Copa del Mundo se venía para nuestro país, con una gran tarea por delante: Preparar el país para recibir a los mejores futbolistas del mundo.

La llegada de Fernando Riera, la muerte de Pinto Durán, el terremoto del '60 y la desgracia final de Dittborn

Pelé, Garrincha, Alfredo Di Stefano (que no pudo jugar por lesión) y Lev Yashin, entre otros, eran parte de los futbolistas del momento que iban a asistir a la cita planetaria. Para tratar de competir con ellos, Dittborn fue a Portugal a buscar a Fernando Riera, el mejor técnico chileno de la historia, que se desempeñaba en Os Belenenses.

La misión de Riera era formar disciplina y dar un estilo de juego a una selección que no jugaba una cita planetaria desde 1950. Para eso impulsó una rigurosidad que no fue del gusto de todos, siendo el futbolista Enrique "Cua Cua" Hormazábal el damnificado por su rebeldía y apartado de la selección que iba a jugar el torneo.

En lo organizativo, todo iba a pedir de boca hasta que ocurrieron dos hechos que marcaron las grandes dificultades para llevar a cabo el evento.

El primero de ellos ocurrió el 2 de noviembre de 1957, cuando Pinto Durán, quien trabajaba intensamente en la preparación de la cita, murió en un accidente automovilístico en la carretera Panamericana, dejando de luto un Mundial que empezaba a complicarse.

El otro fue el terremoto de 1960, el más grande de la historia del mundo que tenga registros sismológicos, de 9.5 grados en la escala de Richter en Valdivia, que entre otras cosas, causó graves daños estructurales al Estadio Regional de Concepción, que iba a ser sede de la competición.

Al darse cuenta de que iba a ser imposible que llegara al torneo, la organización definió como sedes a Arica, Viña del Mar, Santiago y Rancagua, ciudades que llevaron a cabo los partidos de la Copa del Mundo.

Cuando ya parecía que nada más negativo podía ocurrir, Dittborn, el gran gestor del Mundial, no lo pudo ver. Falleció un mes y dos días antes de la inauguración, el 28 de abril de 1962, debido a una pancreatitis aguda.

Pese a todos los problemas y dudas de parte de la FIFA sobre la realización del Mundial, Chile logró que el evento comenzara el 30 de mayo de 1962 en el Estadio Nacional, con el partido entre La Roja y Suiza (3-1).

Riera logró darle una identidad tal al equipo chileno, que consiguió un histórico tercer lugar (jamás repetido), en un duelo contra Yugoslavia (1-0), mientras que el campeón fue Brasil, que eliminó al "Equipo de Todos" y batió a Checoslovaquia en la final (3-1).