Iona Rothfeld, una de las fundadoras de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (ANJUFF),conversó con nuestro programa Al Aire Libre en Cooperativa sobre las dificultades que viven las jugadoras en nuestro país, en el marco de la campaña de esta semana de Todos por el Deporte en conjunto con la Fundación Gol de Oro.

La representante del organismo aseguró sobre las complicaciones en el desarrollo de la disciplina que "es súper complejo, nosotras sabemos de esta realidad porque yo soy jugadora al igual que las del resto de la organización y sabemos que existe gran precarización y vulnaberabillidad en el fútbol femenino chileno, y no así para nuestros pares hombres. Eso nos parece una injusticia".

"Venimos trabajando ya hace cuatro años para tratar de regularizar esta situación, que los clubes entiendan que la rama femenina no es un favor que nos están haciendo, no somos las niñitas que están jugando en la última cancha", afirmó.

En la misma línea, la ex futbolista de Universidad Católica dijo que "somos deportistas de elite, jugadoras que merecemos reconocimiento y apoyo como tal. La crisis vino a agudizar esa precarización en la que nos movemos, de clubes que no tienen la deferencia de informar a las jugadoras cómo se van a conducir durante la pandemia".

"Hubo clubes que dejaron de cumplir los tratos económicos, que disolvieron el cuerpo técnico, que dejaron de entrenar con su plantel femenino y no así con el masculino, como en el caso de Deportes Antofagasta. Hace un par de semanas hubo una denuncia de Palestino por acoso y abuso. Son muchas cosas que se dan porque el ambiente no es seguro, es súper precario y vulnerable", añadió.

Al ser consultada por cuál es el principal objetivo de la ANJUFF, Rothfeld aseguró que "nosotros trabajamos apuntando a la profesionalización del fútbol femenino. Hoy en día hablan del fútbol femenino profesional y no es así. En Chile el fútbol femenino no es profesional. De 33 clubes, tenemos solamente a dos que tienen a sus jugadoras contratadas".

"De un universo de más de 900 jugadoras, pensar que menos del 5 por ciento tiene contrato... Y que ni siquiera es un contrato que habla de un salario mínimo. Hay todavía una brecha que tenemos que ir cerrando, y lo que solicitamos es que las condiciones se vayan profesionalizando", apuntó.

"Que las jugadoras tengan agua caliente en el camarín, que tengan indumentaria, que exista una infraestructura deportiva acorde a lo que es el desarrollo de un deportista de elite. Son condiciones mínimas y básicas. Por eso también duele e indigna que tras tanto tiempo, todavía estemos tan atrás. Si nos comparamos con el desarrollo del fútbol femenino mundial, estamos a años luz", agegó.