Insólito. La final de ida de la Copa Libertadores fue suspendida por las fuertes lluvias que afectaron a la ciudad de Buenos Aires este sábado y que dejaron inundada la cancha de La Bombonera, recinto que iba a acoger el histórico enfrentamiento entre Boca Juniors y River Plate.

Según informó Conmebol en comunicado, "por razones de fuerza mayor" el partido fue postergado, quedando fijado para este domingo 11 de noviembre a las 16:00 horas.

La incertidumbre sobre la realización del clásico se instaló desde la misma madrugada, pues una intensa lluvia empezó a caer en Buenos Aires.

A mediodía se desató la alarma, pues las autoridades de Conmebol revisaron la cancha y decidieron, en primera instancia, que el partido se jugaba, siempre y cuando la lluvia parara a las 14:00 horas, confiando en que el sistema de drenaje del campo xeneize dejara el terreno en condiciones.

No obstante, la esperanza sólo duró unos minutos, pues la lluvia volvió a caer. Según Christian Gribaudo, secretario general de los bosteros, fueron 95 milimetros los que cayeron en la cancha.

La segunda señal que develaba la inevitable suspensión ocurrió a las 14:30 horas, pues los jugadores de Boca, que habían dejado el hotel de concentración y esperaban en el bus, tuvieron que volver a sus habitaciones.

A las 15:00 horas, cuando la suspensión ya era secreto a voces, fue el turno del árbitro chileno Roberto Tobar para revisar la cancha y dar el último veredicto. Tras recorrer el césped y comprobar que la pelota no picaba ni tampoco rodaba con normalidad, informó que no se podía jugar.

Finalmente, en diálogo escueto con Fox Sports, Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, confirmó la suspensión.

Por asuntos logísticos, la AFA decidió aceptar que este partido se juege el domingo, pese a que se jugarán otros partidos de la liga argentina en esa jornada.