La columna de Leonardo Burgueño: Mundial de VAR, muchas emociones y pocas gambetas
El comentarista de Al Aire Libre analizó la fase de grupos de Rusia 2018.
Por Leonardo Burgueño, @LeoBurgueno
Adiós al campeón
La eliminación de Alemania en primera ronda se suma a la de otros campeones. Porque en Brasil 2014 fue España el que se despidió en la ronda inicial y antes habían sido Italia en 2010 y Francia en 2002.
Es decir, cuatro de los últimos cinco campeones no pudieron superar la etapa de grupos lo que marca una tendencia para revisar.
El caso de los teutones es curioso, porque hicieron una renovación, donde incluso modificaron el equipo para competir en la Copa Confederaciones y llegaron al Mundial con un buen promedio de edad (26,7), donde sólo tres jugadores superaban los 30 años (el portero Manuel Neuer, 32; el volante Sami Khedira, 31; y el delantero Mario Gómez, 32).
Y sin ser menos que sus tres rivales, la falta de un 9 (quién lo diría en Alemania) los terminó alejando del primer objetivo.
La ayuda del VAR
Después de muchas discusiones sobre el uso de la tecnología, ésta llegó para quedarse y reducir el margen de error.
La ayuda de la revisión de las jugadas sirvió para que éste sea el Mundial con más penales a esta altura (24) y para aclarar muchas jugadas que los árbitros sancionaron apuntando al punto penal y luego tuvieron que modificar el cobro (falta sancionada a Neymar ante Costa Rica que no fue y penal en contra de Colombia ante Nigeria que fue cambiado por bote a tierra).
Goles en la agonía
En la memoria de esta primera fase quedan el penal que anotó Irán ante Portugal, el gol sobre la hora de España, el derechazo de Rojo para el triunfo de Argentina y el tiro libre de Kroos ante Suecia.
Se pueden enumerar más imágenes que quedan archivadas en estos 48 partidos. La elección depende del gusto y del pasaporte de cada uno, pero es innegable que este Mundial tuvo muchas emociones.
Los números son claros: 25 de los 120 goles fueron anotados desde el minuto 85 en adelante (el 20,8%). Una cifra que se incrementa con respecto a Brasil donde fue el 11%.
Además, en 20 de los 48 partidos hubo festejos a partir de los últimos cinco minutos de juego.
Falta de gambeta
Quizás es el único punto donde se puede poner un freno en esta Copa. Porque el gambeteador puro parece que es una especie en extinción en las estepas rusas.
Salvo algunas cosas de Neymar (incluida la bicicleta ante Costa Rica), otras de su compañero Coutinho, alguna insinuación de Isco y algo de Messi, costó mucho encontrar a un dribbleador en el Mundial.
Ese tipo que iba dejando a los rivales en el suelo o desconcertados con sus regates.
Es un torneo de transiciones rápidas, de jugadores más directos o de filtradores de pases (el colombiano Juan Fernando Quintero es un buen ejemplo), pero la parte del engaño con la gambeta está quedando en el debe.
La esperanza queda para los 16 partidos que faltan. Pero los nervios van a espantar un poco la fantasía. Mientras tanto nos quedamos con lo bueno de la justicia que acercó el VAR y la emoción de los festejos en los minutos finales.
El menú ruso no deja ser tentador, aunque tenga menos de gourmet.