El 27 de octubre de 1954 la Fiorentina se enfrentaba en su estadio de la Toscana en un partido amistoso al Pistoiese, ante poco más de 10 mil fanáticos. A los pocos minutos de iniciado el segundo tiempo la gente se desentendió del partido y también los jugadores, que dejaron de correr tras el balón para dirigir sus miradas al cielo.

Uno de los futbolistas, Ardico Magnini, dice que en el cielo algo parecido a un huevo brillante se movía muy lentamente. El árbitro decidió suspender el partido inmediatamente. Romolo Tuci, otro de los jugadores, coincide con las versiones que hablaban de un habano volador.

Roberto Pinotti, presidente del Centro Italiano de los Ovnis, escribió varios libros sobre los avistamientos en la Toscana, y asegura que un material plateado y brilloso cayó del cielo aquel día, cuando apenas tenía 10 años. “Recuerdo haber visto los techos de las casas de Florencia cubiertos por ese polvo, parecido a la nieve, que después de una hora se disolvió en el viento”.

Un periodista de La Nazione, Giorgi Batini, recolectó material y los llevó a la Universidad de Florencia, como hicieron otros varios ciudadanos. Giovani Canneri, quien estaba a cargo del laboratorio, lo sometió a exámenes y concluyó que contenía borón, silicona, calcio y magnesio y que no era radioactivo.

Luego, varias teorías científicas apuntaron que todo se trató de arañas, que unen sus redes para trasladarse como bolas por el cielo, dispersándose en kilómetros. Los hinchas de la Fiorentina, que eran fanáticos pero no tontos, desecharon esas teorías, como también la del meteorito, porque su movimiento era muy lento.

El caso es reflotado cada tanto por los hinchas del cuadro viola, que siguen asegurando que aquel día se suspendió, por única y exclusiva vez, un partido de fútbol por la presencia de los ovnis. Que en aquella época se denominaban los marcianos.