Hernán Leal se convirtió el 20 de mayo en el vigésimo segundo chileno en alcanzar la cima del Everest. Para completar su camino, que inició hace cuatro años con un intenso entrenamiento, tuvo que hacer frente a un decisivo problema en los 8.550 metros de altura, relato que compartió en La Historia Es Nuestra en Cooperativa.

Con el deseo de inscribir su nombre en la historia, el montañista de 50 años eligió junto a su compañero y guía Ernesto Olivares el Collado Norte, ruta que pasa por el Tíbet.

De 120 incritos que atacaron la "cima del mundo" por ese camino, "la estadística sitúa el éxito en torno al 30 por ciento", explicó. Además, tras su logro, pudo ver que en el registro ya se contaban 15 decesos en la temporada.

Adelante con su expedición junto a solo un sherpa, el deportista nacional vivió su momento más "crítico" en el camino final.

"A los 8.550 metros, a 50 metros de llegar al filo que nos conducía a la cumbre, Ernesto (Olivares) me dice que no va a poder seguir porque no puede sentir su pie derecho", recordó.

"Anda con confianza, tú lo vas a poder hacer", fueron las palabras de su colega. Desde ahí, "subimos con mucha confianza, pero con mucha decisión, porque era una jugada extrema... y lo logramos".

A 8.848 metros sobre el nivel del mar, Leal compartió que "la vista es increíble, estás en la parte más alta del mundo, es como estar mirando por la ventanilla de un avión".

Sin embargo, "la parte desagradable es que te topas con varios cuerpos que están en la ruta y que quedaron ahí por malas decisiones. Todos vamos preparados, nadie va a experimentar a un cerro cosas nuevas".

Frente a los caídos, "hice una venia en honor a ellos, porque yo sé que estaban haciendo lo que más les gustaba", concluyó.