El "Huaso" Isla hace pocos goles, pero cuando los hace son importantes. El último que recordaba fue contra Uruguay en la Copa América e nuestro país. Esta vez no sólo marcó el gol tras un impresionante pase de Alexis Sánchez, sino que tuvo otra opción en el primer tiempo. Lideró su franja entregándole instrucciones a José Pedro Fuenzalida primero y luego a Martín Rodríguez y puede decirse que es lo que más llamó la atención en el empate 1 a 1 contra los rusos.

Todo lo demás que pueda decirse es más o menos obvio. Nadie podría sorprenderse del gran nivel de Arturo Vidal, por lejos el mejor jugador de la cancha y el que encabezó la reacción de La Roja cuando la escuadra local lo sorprendió con la presión en los primeros minutos del partido. Y era más o menos previsible que Alexis Sánchez, apenas entrara, marcaría la diferencia no sólo con su capacidad de leer el juego sino además de darle sorpresa en los últimos metros de terreno.

Con las estrellas en cancha Chile es otra cosa y se manifestó de manera muy rotunda en la cancha del CSKA. No requiere rodaje ni ajustes, aunque siempre parezca que los titulares no un poco más que quienes los reemplazan, lo que se hace evidente en el caso de Marcelo Díaz y Pedro Pablo Hernández, coincidentemente compañeros de equipo en el Celta.

Hasta las dudas son permanentes, desde el momento en que Alexis debe suplir la falta e un habilitador en el mediocampo y que Eduardo Vargas es un peso muerto cuando no lo habilitan con ventaja, y eso fue demasiado evidente en set duelo contra los organizadores de la Confederaciones y el próximo mundial.

Si en la suma el equipo se vio superior a los rusos, se ratifica la solidez del esquema, sobre todo porque veníamos de tres derrotas consecutivas en Europa (Alemania, Irán y Brasil en Londres) y con varios jugadores en dique seco, como Gary Medel.

Ahora viene Rumania, un rival de tono menor donde lo importante será no sufrir lesiones ni imponderables. Porque, al parecer, sobre Chile ya está todo dicho.