Cierro los ojos y recuerdo los penales de Chile ante Brasil en el Mundial 2014. Hay una imagen que nunca se me borrará de la cabeza, el momento en que los brasileños salen corriendo a felicitar a su arquero tras el tiro fallido de Gonzalo Jara y los chilenos llorando sin moverse uno al lado del otro.

Mientras cae una lágrima de pena cierro los ojos y recuerdo los penales de Chile ante Argentina en la final de la Copa América. Hay otra imagen que nunca se me borrará de la cabeza, el momento en que los chilenos salen corriendo a felicitar a Alexis Sánchez por su gol, a Claudio Bravo por su atajada y a gritar: CAMPEONES DE AMÉRICA. Y los argentinos llorando sin moverse uno al lado del otro.

Mientras cae otra lágrima, ahora de emoción, más me convenzo que el fútbol da revanchas, las da. Un mundial no es lo mismo que una Copa América, es cierto. Pero los penales siempre serán una lotería. Incluso en los videojuegos. Y como Chile no había ganado nunca una tanda a nivel adulto, más importancia tiene lo logrado ante la albiceleste.

Campeones: por primera vez de la Copa América. Invictos: 4 triunfos, 2 empates. Los más goleadores: 13 tantos. Con el mejor arquero del torneo: Bravo. Con uno de los máximos artilleros: Vargas (4 tantos). Con uno de los mejores habilitadores: Valdivia (3 pases gol). Con cinco jugadores en el equipo ideal: Bravo, Medel, Díaz, Vidal, Vargas. Como para estar orgullosos por un buen rato.

Por un buen rato hasta octubre cuando comiencen las clasificatorias a Rusia 2018 y el sueño de clasificar a tres mundiales seguidos. El próximo año será la Copa América Centenario y el 2017 la Roja deberá jugar la Copa Confederaciones.

Algunos tienen el derecho a estar orgullosos por este título toda la vida, pero como la vida sigue, los objetivos también siguen y el hambre también sigue. No es momento que el orgullo nos paralice, sino el momento de seguir adelante para obtener otro logro. Hasta que la bencina permita al auto permanecer en movimiento.

Porque estos jugadores no estarán toda la vida, y mientras estén, hay que seguir buscando, soñando y disfrutándolos jugar. Al menos esta generación ya logró derribar ese muro infranqueable de ganar una copa, una de verdad, no una Copa Cuidad de (agregue nombre) y comprobar la veracidad de la frase “no hay mal que dure 100 años”.

No te olvides que la estrella demoró sólo 99 años en bajar y fuimos testigos en vida para verlo ¡Viva Chile!