Choque de Arturo Vidal: ¿Falta de educación vial en Chile?
Nuestro país es el segundo con mayor número de víctimas mortales en accidentes de tránsito.
Baja fiscalización en las rutas y ausencia de sanciones ejemplares son, para los expertos, algunas de las causas.
El choque que sufrió el martes por la noche Arturo Vidal ha levantado la voz de alarma entre expertos y autoridades sobre la falta de educación vial en Chile, segundo país de la OCDE en víctimas mortales en accidentes de tránsito.
En opinión de los especialistas, la carencia de una adecuada educación vial es, junto con el insuficiente mantenimiento de las carreteras y la falta de sanciones ejemplares, la causa de que Chile tenga una tasa de 12 muertes por cada 100.000 habitantes en accidentes cada año.
Esta cifra figura en un reciente estudio elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dado a conocer en la última Cumbre Anual del International Transport Forum (ITF), celebrada en mayo.
El número de fallecidos en Chile en accidentes de tránsito en 2014 fue de 1.630 personas, según datos de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (Conaset).
Para Alberto Escobar, experto en seguridad vial y gerente de asuntos públicos del Automóvil Club, esto "se debe a la baja fiscalización de las rutas, donde sólo el 7 por ciento de los infractores es controlado; al consumo de alcohol y a los excesos de velocidad. De hecho, el 40 por ciento de las muertes por accidentes viales son por estas causas".
Tras el incidente, el astro de la Juventus quedó libre, con la obligación de firma mensual y la retención de su licencia de conducir mientras dure la investigación, tal como se indica en la legislación, cuyas penas son catalogadas como "mínimas" en materia de accidentes viales.
"A Vidal le ha tocado la sanción que tiene nuestra justicia, que es mala, pero esto ocurre todos los días y no es distinto a lo que le pasaría a cualquier otra persona en estas condiciones", dijo Alberto Escobar a la agencia EFE.
Según la Conaset, en 2014 se produjeron 78.445 siniestros de tránsito. De ese total, cerca de 40.000 fueron a causa de la imprudencia del conductor y más de 5.000 por conducir bajo los efectos del alcohol.
"El alcohol tiene un impacto sedativo en el cuerpo y en los conductores produce falta de coordinación, de frenar a tiempo, se altera la percepción y el cálculo de las distancias, los reflejos son más lentos, y eso puede generar consecuencias lamentables", comentó, en tanto, el director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Mariano Montenegro.
Para el presidente de la Cámara Oficial Española de Comercio de Chile (Camacoes), José María Castillero, quien lidera una red público-privada para la mejora de la seguridad vial, "los accidentes de tránsito se deben a una interacción entre las condiciones de los vehículos, el estado de las vías, la señalización, la legislación vigente y, claramente, el comportamiento del conductor".
En los últimos años en Chile se han aprobado dos normas para endurecer las sanciones en este ámbito, una es la "Ley Emilia", que garantiza penas de cárcel a quienes, conduciendo bajo la influencia del alcohol, provoquen muertes o lesiones graves, y la otra es la "Ley de Tolerancia Cero", que redujo las dosis de alcohol permitidas para manejar.
"Hay que generar conciencia en la ciudadanía; las empresas, por ejemplo, deberían capacitar a los trabajadores generando planes de comunicación interna que muestren los riesgos de la conducción temeraria o del uso inadecuado de las vías de tránsito", sostuvo Castillero.
Tanto el presidente de Camacoes como el gerente del Automóvil Club coinciden en que en Chile es "primordial una educación vial" desde la primera etapa de la formación, como las escuelas.
"La educación vial es una acción que sirve en gran medida para mejorar la conciencia de los futuros peatones y conductores, y que se adopten comportamientos prudentes desde que los niños son muy pequeños", concluyó Castillero.
Cada año mueren 130.000 personas en accidentes de tráfico en Latinoamérica y el Caribe, una cifra siete veces superior a la de Europa y que podría alcanzar, si no se toman más medidas, los 450.000 fallecidos en 2025, según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).