Comité Organizador de Londres recibió duras críticas por apagar la llama olímpica
Se debió explicar por qué el fuego se extinguió para moverlo de lugar.
Es una tradición jamás apagarlo durante los Juegos.
El pebetero olímpico, que por tradición debe permanecer prendido hasta la ceremonia de clausura de los Juegos, fue apagado en la noche del domingo para moverlo a otra zona del Estadio de Stratford, decisión que despertó severas críticas.
El pebetero fue reavivado horas después cuando se instaló en el nuevo lugar, el mismo donde estuvo la campana que hizo sonar el ciclista Bradley Wiggins, último ganador del Tour de France, en la ceremonia inaugural el viernes pasado.
Esta decisión también despertó críticas porque las llamas no están visibles para aquellos que no tengan entradas de ingreso al Estadio Olímpico.
"El pebetero se ve en la gran pantalla del estadio Va a permanecer allí. La filosofía con la que se creó no es que sea una atracción para turistas", afirmó el presidente del LOCOG, Sebastian Coe.
Más explicaciones
Es el mismo lugar del estadio que ocupó el pebetero durante Londres 1948, y por eso el elegido para volver a encender las llamas fue Austin Playfoot, portador de la antorcha en aquellos Juegos.
"Fue apagado durante el tiempo necesario para trasladarlo desde el centro del Estadio Olímpico hasta su emplazamiento definitivo en una curva", explicó Jackie Brock-Doyle, directora de la comunicación del Comité de Organización.
La actividad en el Estadio Olímpico comienza el 3 de agosto con el atletismo, disciplina que se roba la mayor parte de la atención de los Juegos Olímpicos.
El pebetero había sido encendido originalmente por siete jóvenes atletas, que representan la nueva generación de deportistas, durante el final de la ceremonia inaugural el viernes pasado.
Está compuesto por 240 llamas separadas que fueron aportadas por cada una de las delegaciones que participan de los Juegos.