El ruso Marat Safin (58º), que anunció hace tiempo su retiro del tenis profesional para fines de año, se marchó silenciosamente del US Open, que debería ser el último Grand Slam de su carrera, derrotado por el austríaco Jurgen Melzer (38º), próximo rival de Chile en Copa Davis, por 1-6, 6-4, 6-3 y 6-4.

El que fuera número uno del mundo en 2000, tras conquistar el título en Flushing Meadows con una victoria sobre el estadounidense Pete Sampras, abandonó de forma discreta su paso por Nueva York. Sin conocer la victoria y ante un adversario sin mayor peso en el circuito.

El tenista moscovita dejará atrás su carrera con un buen historial, que contiene dos "grandes", pero con la sensación de haberse quedado a medio camino. De haber sido inconstante. Incapaz de exprimir todo su talento para formar parte, durante años, de las alturas del tenis.

Le cuesta a Safin salir airoso de los torneos. Mostrarse a la altura de una reputación competitiva que acumula 15 coronas. Cinco de ellos Masters Series, además de los dos Grand Slam. Y dos éxitos en Copa Davis formando parte del equipo de Rusia.

Sin embargo, su carrera se cruzó con la inestabilidad de su carácter. Su falta de concentración y su limitada disciplina.

El US Open mantuvo el buen trato con este ex campeón. Ubicado en la segunda pista más importante dada la relevancia de su nombre, incrustado en el historial. Este año, asumido y anunciado el adiós, apenas ha ganado partidos.

Con ese aspecto formó parte del cuadro individual del Abierto de Estados Unidos, donde fue incapaz de progresar. Tras un comienzo arrollador, donde plasmó el talento que siempre ha conservado, tuvo un descenso progresivo. Similar al de su trayectoria. Melzer no desperdició la ocasión para avanzar y despedir a un grande.