Con polémica terminó un intrascendente encuentro amistoso entre Flamengo de Brasil y Huracán Buceo de Uruguay, disputado en la localidad carioca de Teresópolis, luego que el jugador local Toró acusara de racismo al zaguero oriental Fernando Caballero.

En los minutos finales del primer tiempo del partido sin público disputado en el complejo Granja Comary, el uruguayo fue víctima de un codazo del volante rojinegro, ante lo cual respondió diciéndole 'macaco' lo que provocó una airada reacción de los locales.

"Ya pasó. Tenemos que acostumbrarnos a estas provocaciones, como dijo el técnico Joel Santana en el entretiempo. En Copa Libertadores va a ser así todo el tiempo", dijo Toró, que adelantó lo que serán los duelos ante Nacional (también de Uruguay), Coronel Bolognesi (Perú) y el ganador del partido entre Montevideo Wanderers (otro uruguayo) y Cienciano (Perú).

"Me quedo triste, pues eso no hace parte del fútbol. Lo que tenemos que hacer es jugar bien y vencer. Al final él hasta me pidió disculpas y yo acepté", agregó el volante brasileño, quien admitió haber respondido la ofensa, llamando al uruguayo de "blanco".

El acusado, Fernando Caballero, en tanto, justificó su acto como reacción a una agresión física, restándole dramatismo al tinte de racismo que tuvo su actitud.

"Son cosas de juego. En Argentina y Uruguay 'negro' no es un término racista y no sabía que en Brasil sí lo era. Si fue racista pido disculpas, fue sin querer, pues 'negro' en Uruguay quiere decir amigo y yo apenas le reclamé a un colega llamándolo así", se excusó.

Pese a que las explicaciones del zaguero de Huracán Buceo fueron aceptadas por Toró, el técnico de Flamengo, Joel Santana, fue más duro en sus apreciaciones y estimó que los insultos raciales son una estrategia de los clubes rioplatenses para desconcentrar a sus jugadores.

"Esta historia me aborrece, porque no hay necesidad de llegar a tal punto, pero ellos siempre hacen eso y nos llaman 'comedores de banana' o 'macacos', tienen el don de irritar", disparó el estratega.

En 2005, el argentino Leandro Desábato, del equipo Quilmes de su país, permaneció arrestado dos días en una comisaría brasileña por haber dicho 'macaco cagón' al delantero Grafite, de Sao Paulo, quien lo denunció por ofensas racistas. (Agencias)