La hecatombe
El sábado, en el mismo lugar donde logró la clasificación, Acosta se meterá otra vez en su ciudadela, se parará frente a los suyos y lanzará la última arenga. Se vendrán las hordas amarillas a arrebatarle la gloria que busca y espera. ¿Será la hecatombe o la victoria?
Por Aldo Schiappacasse desde Venezuela
Puerto La Cruz el escenario de la clasificación de la noche del miércoles y sede del partido de cuartos frente a Brasil- es playa y puerto. Situado junto a la ciudad de Barcelona en las tibias aguas del mar Caribe, festeja este jueves, junto a toda Venezuela, el día nacional.
En rigor, cada vez que se juega un partido de esta Copa la ciudad sede se toma feriado. Sobre todo Puerto La Cruz, que presenta entre sus atracciones turísticas la Casa Fuerte, un antiguo convento colonial franciscano donde tuvo lugar un hecho histórico imborrable para sus habitantes.
El 7 de abril de 1817 el general Freites resistió allí el embate de las fuerzas realistas junto a 1.600 hombres que fueron masacrados por la hueste del español Juan de Aldama. Al igual que en nuestra Batalla de La Concepción, no hubo sobrevivientes. El suceso se recuerda como La Hecatombe de Casa Fuerte.
Yo tuve la noche del miércoles mi propia hecatombe. Mareado con un partido jugado con la calculadora en mano, me falló la calculadora, y durante buen rato di a Chile jugando con México, lo que demuestra que mi profesor de matemáticas tenía razón sobrada cuando me rajó sin piedades. Por burro, aceptaré hoy todo tipo de improperios sin arrugarme.
Acosta deberá enfrentarse ahora, también, a sus propios fantasmas y temores. Brasil es su propia epopeya y en los últimos tres partidos ha sufrido 12 goles, sin marcar ninguno. Una paternidad grosera que obliga a replantearse totalmente, a rediseñar esquemas, a mover las piezas con más audacia. Tomando todas las providencias, los "canarinhos" de Dunga que han hecho muy poco, casi nada- se quedaron siempre con el pedazo grande de la torta.
La selección pasó a cuartos (lo que es más de lo que muchos esperábamos) y está entre los ocho mejores. Se quedaron fuera Colombia, Ecuador, Bolivia y Estados Unidos, y la eliminación de los yanquis ha sido un alivio para Chávez que los veía como una piedra en el zapato en este torneo que organizó para vender su revolución al continente.
El sábado, en Puerto La Cruz, Acosta se meterá otra vez en su ciudadela, se parará frente a los suyos y lanzará la última arenga. Se vendrán las hordas amarillas a arrebatarle la gloria que busca y espera. ¿Será la hecatombe o la victoria?