El plantón y la encrucijada
Si Chile empata o gana a México, debería jugar en segunda ronda con Brasil o con... México. Si pierde por la mínima y Estados Unidos no golea a Colombia este jueves, el rival sería Venezuela.
Por Aldo Schiappacasse desde Venezuela
En Venezuela a los tacos se les dice "plantones" y Puerto La Cruz es la capital del plantón. Calles estrechas, mala planificación y la fiebre de la Copa América han convertido la ciudad en un caos, más aún si la noche del martes hubo un recital gratuito de Carlos Vives.
Dicen que hay playa, y muy linda, pero a ser honesto no la he visto ni la veré. Chile, por supuesto, eligió un hotel lejano y malo, de pésimo servicio, que más parece un resort setentero que se reabrió especialmente para la ocasión. Toman, por lo general, malas decisiones y más de un jugador reclamó por la comida, lo que es un clásico en las delegaciones.
Son raros los futbolistas. En Copa América los traslados corren por cuenta del Comité Organizador, que pone a disposición charters para la comodidad de los equipos y la rapidez de los desplazamientos. Son aviones que la mayoría de las selecciones utilizan para desplazar al plantel y a la prensa, facilitando las cosas. Los chilenos prefieren ir en un vuelo semivacío con tal de ir solos, alejados, aislados.
Hay una cuota de inmadurez en este equipo que es obvia, y que está avalada por los dirigentes y el cuerpo técnico, que deja decisiones importantes en sus manos. Sin embargo, el martes Acosta no estuvo para democracias y ante la ausencia de Valdivia y Vargas le entregó a dedo la capitanía a Sanhueza.
Hoy deberán tomar una decisión futbolística aún más trascendente. La explicaremos en trazos gruesos para mejor comprensión. Si Chile empata o gana a México, debería jugar en segunda ronda con Brasil o con... México. Si pierde por la mínima y Estados Unidos no golea a Colombia este jueves, el rival sería Venezuela.
Por ende, en la encrucijada del destino, en los cálculos eternos, en el deseo íntimo de estar entre los cuatro primeros, la decisión es difícil. Y conlleva gran riesgo. Se habla de eso por lo bajo, como tanteando terreno, con la eterna lucha del pragmatismo con el lirismo como escenografía.
Por lo bajo se habla también de Matías Fernández. Sabido es que está enojado, no sólo por haber renunciado al descanso para llegar a la Copa y comprobar que estaba fundido, sino porque en el partido contra Ecuador se enojó contra el cuerpo técnico por una "broma de mal gusto". Justo antes que Villanueva anotara el gol, alguien insinuó que lo tirara él, que hace rato estaba en la banca. Una tontera, una talla fome y una desubicación, pero que el jugador tomó de la peor manera.
Reinaldo Navia ha reconocido que debió controlarlo para que la situación no se transformara en escándalo.
En lo futbolístico hay esquema conocido (tres al fondo, carrileros, dos en punta) y nombre nuevos. Llegó la hora para Fierro, Roco, Tello, Villanueva y, si se quiere, Lorca. Un contingente nuevo que debería darle un tono distinto -no sé si mejor- a esta escuadra que aún debe el buen fútbol que prometía. Pero que salta a la cancha con el dilema de asegurar la clasificación o ponerse a elegir el mejor rival.