Por Rodrigo Hernández desde París

Nicolás Massú está cerca de cumplir su primer objetivo en Roland Garros: alcanzar la segunda semana. Pero no porque haya ganado tres partidos y se instale en octavos de final, sino porque la lluvia sigue causando estragos en la programación y forzó el atraso de su partido ante Igor Andreev.

Si a comienzos de semana Fernando González pagó el costo del mal tiempo, con una suspensión inédita de 48 horas para su debut ante Radek Stepanek, este jueves fue Massú el que tuvo que armarse de paciencia y esperar largas horas en el player lounge para salir a la cancha cuando quedaba apenas una hora y cuarto de luz natural.

Inquieto como es, parecía un león enjaulado. Al que tenía al lado le comentaba lo tedioso de la espera, había llegado al club a las 11:00 y con la lluvia y el correr de las horas se había hecho la idea de jugar el viernes. Por eso cuando se informó por los altavoces que la jornada se reanudaba hizo una mueca de desagrado y saltó a buscar su bolso para dirigirse a la cancha 7. No le hacia gracia tener que empezar el jueves y terminar el viernes.

Algo frío salió Massú a la pista y Andreev sacó temprana ventaja gracias un quiebre en el segundo juego y a una infernal secuencia de derechas ganadoras. Echó al viñamarino para atrás en la cancha y lo bombardeó por todos los costados. ¿Resultado? Un 6-3 inapelable.

Massú, sin embargo, comprendió que tenía que cambiarle el rumbo al partido y dio un par de pasos hacia delante aunque le significara jugar al límite. Empezó a pegar el revés sin temor y se colgó de la pelota para atacar cada derecha que tuvo a su disposición. Andreev que es un notable misilero, pero defiende mal, acusó el golpe y empezó a fallar. 'Nico' le tomó la iniciativa y comenzó a dominar la mayoría de las jugadas. No extrañó entonces que se pusiera 5-0 y luego cerrara el segundo set por 6-3.

Este viernes, poco después de las 6:00 horas, el doble campeón olímpico volverá a la cancha. Prendido, consciente que debe jugar tal como terminó y no darle margen a Andreev para que lo ataque. Si aguanta el embate inicial y logra tener la fineza para atacar con el drive puede perfectamente ganar el partido… y adquirir niveles de confianza insospechados.

La suspensión del juego tiene más de una mirada. Si se considera que el martes jugó cuatro horas y 20 minutos con Luis Horna y que tiene ligeramente contracturados los aductores puede estimarse un beneficio, pero si llega a ganar el viernes –en una reanudación que se prevé largo de antemano– es un hecho que tendrá que jugar al día siguiente y el escaso margen de recuperación será un perjuicio.

Por suerte para el viñamarino, sus posibles rivales en tercera vuelta Paul-Henri Mathieu y Gilles Simon, están en peores condiciones ya su encuentro -el último turno de la cancha central- fue pospuesto para el viernes. La dosis de fortuna necesaria para ir ilusionándose poco a poco con un buen Roland Garros para Massú.