La Gala de la FIFA, que se celebrará este lunes en la Ópera de Zurich, bajo el lema "El fútbol se encuentra con Mozart", puede encumbrar al brasileño Ronaldinho Gaúcho (FC Barcelona) como el mejor jugador del mundo por tercer año consecutivo, favorito en las apuestas por delante del italiano Fabio Cannavaro (Real Madrid) y del francés Zinedine Zidane (retirado) .

Pocas horas después de perder la final del Mundial de Clubes contra Internacional de Porto Alegre, el astro brasileño espera "enjugarse las lágrimas" en Suiza, adonde viaja dispuesto a recoger su tercer trofeo de mejor jugador.

La FIFA, partidaria de lemas rimbombantes para sus galas de fin de curso, aprovechó que la de este año se celebra justo cuando se cumplen 250 años del nacimiento del genio austríaco para volver a unir en la Ópera de Zurich fútbol y música, en un espectáculo conducido por el ex jugador y técnico holandés Ruud Gullit, que intercalará fragmentos de óperas de Mozart con imágenes de los premiados.

Y, si alguien puede ser apodado en la actualidad el Mozart del fútbol es Ronaldinho, que también fue un talento precoz y que, en Barcelona, se ha mostrado como un virtuoso compositor del juego de su equipo.

El posible triunfo de Ronaldinho, avalado por el hecho de que quiso estar en Zurich pese a la paliza que supone el desplazamiento desde Japón, también tendrá detractores, porque el brasileño sucumbió en dos de los momentos culminantes de la temporada; la Copa del Mundo de Alemania y la final del Mundial de Clubes.

Pero, aun teniendo en cuenta su cuota de responsabilidad en ambos reveses, el mediocampista sigue siendo el jugador más espectacular del momento, entusiasta del juego, malabarista y, en ausencia de Samuel Eto'o, hasta goleador.

Si Ronaldinho es coronado el lunes marcará una época, porque se convertirá en el único jugador que ha ganado tres veces seguidas el FIFA World Soccer. Ronaldo (1996, 97 y 2002) y Zidane (1998, 2000 y 2003) también lo obtuvieron en tres ocasiones, pero sin dominar durante un trienio.

El premio, instaurado en 1991, se entrega, a diferencia de otros, de acuerdo con la votación de los seleccionadores y los capitanes de los equipos nacionales sobre una lista previa de 30 futbolistas, confeccionada por una comisión de expertos de la FIFA.

El fútbol español, que acapara el protagonismo en la Gala, porque dos de los finalistas (Ronaldinho y Cannavaro) juegan en su Liga y el otro (Zidane) la abandonó en junio pasado, no sale sin embargo bien parado, porque en esa lista inicial de 30 candidatos no figuró ni un solo jugador de la selección que dirige Luis Aragonés.

El consuelo, casi mínimo, que le queda a la selección española es que subirá al estrado para recoger el Premio al Juego Limpio del Mundial, galardón que compartirá con Brasil.

El posible triunfo de Ronaldinho, asimismo, es casi un alivio para la FIFA y su presidente, el suizo Joseph Blatter, quien siempre ha puesto al jugador de Barcelona como ejemplo de lo que debe ser una "estrella".

No le gustaría a Blatter que fuese encumbrado Zidane, un ex futbolista que no atendió su consejo de utilizar la Gala para hacer las paces en público con el italiano Marco Materazzi, mientras que la elección de Cannavaro reabriría la polémica a la que ya se enfrentó el defensa italiano tras conseguir el Balón de Oro que otorga la revista France Football.

Para curarse en salud, la FIFA decidió que en esta edición también se entreguen los premios a los Mejores Jugadores del Mundial, por lo que Zidane, que ganó el Balón de Oro de Alemania 2006, y Cannavaro, plata, tienen asegurada su presencia entre los premiados, junto al mediocampista italiano Andrea Pirlo, bronce.

En la Opera de Zúrich, en una gala que comenzará a las 16:00 horas de Chile (19:00 GMT) y que tendrá su momento culminante con el anuncio de los ganadores, hora y cuarto después, habrá dos ausencias notables; la del camerunés Samuel Eto'o y el francés Thierry Henry.

A Eto'o le ha sacado del cuadro de honor la eliminación de su selección antes del Mundial y una grave lesión al comienzo de esta temporada, mientras que Henry se quedó con el estigma de perdedor, pese a alcanzar la final de la Liga de Campeones y del Mundial. (EFE)