Haz click aquí para dejar tus comentarios

Por Rodrigo Hernández

En la vida hay sueños que se cumplen y otros que nunca llegan a realizarse. Para Nicolás Massú, que afronta la segunda mitad de su carrera, uno de los más grandes sería ganar o, al menos, tener una actuación relevante en Roland Garros. Pese a que nunca pasó de tercera ronda en París, no pierde las esperanzas y cree que este año puede ser su gran destape.

El viñamarino levantó un partido que tenía perdido ante Xavier Malisse y volvió a abrir su corazón: "Quiero jugar en la cancha central con Fereder". Una frase que lo dejó en evidencia. Este año vio el cuadro completo y no sólo a quien le corresponde en la fase, siguiente como suele hacer. Tiene hambre y esta conciente que para llegar lejos debe ganarle a los mejores.

"Siempre he tenido el sueño de que me vaya bien aquí, como todo sudamericano me encanta jugar en arcilla y sé que mis chances crecen en esta superficie, tengo recuerdos muy frescos de los partidos que jugué con Federer y todos fueron estrechos. La primera vez, lo tuve dos veces match point y me ganó, la segunda lo vencí yo y la tercera este año en Indian Wells me derrotó en un partido cerrado y terminó llevándose el campeonato. Sé que es un gran jugador y lo respeto mucho, pero si llegamos a jugar voy a dejarlo todo en la cancha", dijo el viñamarino.

Primero Massú tiene que ganarle este miércoles al bierlorruso Max Mirnyi, pero se siente superior. "Es un gran sacador, pero una de mis virtudes es la devolución de servicio. Si saco bien y devuelvo como estoy acostumbrado debería ganar y tener la opción de enfrentar a Federer en la cancha central. Son muchos los jugadores que sueñan con ganar este campeonato y muy pocos lo logran, pero nadie puede quitarme la ilusión de ir por algo grande. Este año me siento mucho mejor preparado que otras veces", apuntó.

Pese a jugar cuatro horas y 20 minutos el doble campeón olímpico no teme que su desgaste ante Malisse le pueda pasar la cuenta. "Con Mirnyi seguramente los puntos van a ser más cortos, un partido no tan corrido, además, tengo tiempo para recuperarme. Son las reglas en este tipo de torneos y hay que seguir adelante”, terminó. Definitivamente, para Massú en París no hay factores anexos que cuenten. La verdad esta en la cancha “y cómo amanezca ese día".

Capdeville, un debut con clase

Es cierto que Greg Rusedski nunca tuvo grandes resultados en cancha de arcilla y que jamás disputó una final sobre esta superficie, pese a que estuvo en la definición de 28 campeonatos, con 15 títulos y 13 duelos perdidos. Pero sigue siendo un jugador de gran experiencia –fue cuarto del mundo en 1997- y de vez en cuando sorprende a los más pintados.

En Roma, por ejemplo, no tuvo respeto por un connotado especialista como Tommy Robredo y lo sacó del campeonato, justo una semana antes que el español ganara el título del Masters Series de Hamburgo. Todo un mérito para el británico que esta semana figura en el puesto 42 del ranking mundial.

Ante este peligroso rival se estrenó con éxito Paul Capdeville en el cuadro final del abierto parisino. Lo hizo con autoridad venciendo por 6-3, 6-1, 4-6 y 7-6 y aseguró, además de necesarios 35 puntos para su ranking, un cheque de 23 mil euros.

"Estoy contento, gané un partido difícil ante un tipo muy experimentado, quizá no jugué tan bien como quisiera porque estaba muy ventoso y quedé con la sensación de que podría haber cerrado el partido antes, pero me quedé igual con la victoria y eso es lo que cuenta".

Capdeville volvió a estar a la altura en los torneos grandes y a jugar mejor que en los challengers. Parece una contradicción, pero los resultados así lo revelan. "Debe ser por un asunto de motivación, pero bienvenido, acá es donde quiero estar", comenta ilusionado. Está en la frontera del circuito mayo y por tenis no tiene problemas... sólo debe ganar más de estos partidos.