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Por Rodrigo Hernández

La sala de jugadores en Düsseldorf estaba revolucionada. El sorteo de Roland Garros debutaba on line a través del sitio internet del campeonato y todos los jugadores seguían atentamente el proceso. Algunos cabezas de serie como Fernando González y Nicolás Massú cruzaban los dedos para sacarse de encima a los más peligrosos como Marat Safín, Richard Gasquet o Nicolás Almagro.

Hecha la siembra de los 32 preclasificados comenzó a completarse el cuadro, en orden decreciente como indica el reglamento. Así, al toque, Massú se enteró que su rival en primera vuelta iba a ser el belga Xavier Malisse y Paul Capdeville que el elegido de la tómbola era el británico Greg Rusedski.

Hasta que llegó el turno de González, cuyo notebook era uno de los que estaba conectado. El Bombardero entonces no se aguantó y lanzó: "González contra Safin, la antimufa". La risa los invadió a todos, pero un segundo después la pantalla mostraba precisamente al ruso como su rival.

Según testigos, nadie se rió y un breve silenció se propago en el lugar. González se la jugó y desafió al destino, pero le salió el tiro por la culata. Increíble… y muy gracioso.

Al cabo, sólo una anécdota. El tenista santiaguino está jugando a un altísimo nivel y pese a que nunca le ganó al moscovita tiene mucha fe.

"Safín es un gran jugador, fue número uno del mundo y quizá muchos no se lo querían encontrar, pero para llegar lejos en Roland Garros hay que ganarle a los mejores. Tengo mucha confianza y, además, hoy estoy pasando un mejor momento que él", disparó el Bombardero. Así sea.

Massú apunta alto

"Quiero hacer algo bueno en Roland Garros, no sé, cuartos… semifinales, algo así", confesaba durante la semana en Düsseldorf Nicolás Massú a sus amigos. Un pensamiento en voz alta que no resistía mantenerse guardado, un anhelo escondido que refleja su ilusión de trascender en el abierto francés, el torneo que el viñamarino siempre ha soñado ganar.

Massú no se anima a compartirlo públicamente, no es su estilo, como tampoco ver el cuadro más allá de la primera vuelta que esta vez lo emparejó con Malisse. "Cuando era chico miraba con quién jugaba en las últimas rondas y mucha veces no llegaba, jeje", dice luego con el micrófono encendido. Hace cuatro años que no se entera con quien pudiera medirse más allá de segunda ronda.

Su buen paso por el Rochusclub le devolvió una importante cuota de confianza. No es que antes que estuviera jugando mal, pero las derrotas en primera vuelta de Montecarlo, Roma y Hamburgo lo tenían achacado. "Miro el ranking y veo que si hubiese jugado un poco mejor en los Masters Series hoy estaría 25 del mundo. Pero así es esto, igual estoy conforme porque mejoré más de 30 puestos desde comienzos de año y cumplí el objetivo de llegar a Roland Garros como cabeza de serie".

¿Sabrá de verdad que no tiene a Federer en tercera ronda?