La leyenda de Michael Jordan, el más grande jugador de baloncesto de todos los tiempos, podría cobrar vida nuevamente en la imagen de su hijo mayor, Jeffrey, quien a los 16 años ya acapara miradas en su condición de jugador de la escuela secundaria Loyola Academy, de Wilmette, Illinois.

El primogénito del mayor ídolo de la NBA, con el número 32 -dígitos inversos a los que ocupó su padre- y 1,83 metros de estatura, causa admiración por su habilidad, por lo que fue invitado al campamento Nike All America para jóvenes promesas.

Esa experiencia ya la vivieron anteriormente jugadores que luego se convirtieron en astros de la liga estadounidense como Kevin Garnett, Allen Iverson o Ray Allen.

De hecho, Jeffrey Jordan ya suena como candidato al draft (el mercado de novatos) de 2007 para entrar a la NBA, aunque también figura en los planes de la Universidad de Carolina del Norte, donde brilló el seis veces campeón con Chicago Bulls.

El joven jugador sabe lo que significa ser el hijo del gran campeón norteamericano.

"El apellido Jordan pesa, es mucha presión cargar con este nombre, pero pienso que son cosas de la profesión", señaló.

Sin embargo, evita las comparaciones con su padre. "Me gusta jugar contra él, pero somos distintos", sostuvo.

De concretarse lo de Jeffrey, los Jordan amenazan con crear una dinastía en la NBA, porque Marcus, el segundo hijo de Michael, con 14 años y 1,92 metros, es otro diamante en bruto para los busca talentos. (Agencias)