El escolta argentino Emanuel Ginóbili, miembro del equipo de baloncesto que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 dijo que la presea dorada pone fin a un exitoso ciclo, que además incluyó el subcampeonato mundial conseguido en Estados Unidos 2003.

"Siempre dijimos que Atenas sería el final de un ciclo. Estamos cansados. En los últimos siete años hicimos sacrificios enormes. Uno de los muchachos no vio nacer a su hija y otro no vio crecer a sus hijos", argumentó Ginóbili, quien este miércoles dará una exhibición en Milán.

"Uno no se cansa jamás de ganar, es como una droga, porque cada victoria permite vivir momentos de alegría diferentes", dijo en una extensa entrevista publicada este martes por el diario italiano La Gazzetta dello Sport.

Por ello, Ginóbili, de 27 años y campeón de la NBA en 2003 con San Antonio Spurs, calificó la experiencia ateniense como "única y emocionante", pues "uno sabía que en ese momento, además de la familia, había 35 millones de argentinos que enloquecían por lo estábamos haciendo y que esperaban este éxito desde hace 52 años" en relación al logro dorado y que le permitió al deporte argentino subir a lo más alto del podio.

Consultado sobre el secreto del triunfo de Argentina, Ginóbili señaló que es "una combinación tal vez única en el mundo, esta generación juega junta desde 1997 y se encontró siempre muy bien. En talento, ganas de trabajar y juego de equipo no estamos detrás de nadie".

En cuanto al fracaso de la selección de Estados Unidos, el escolta lo atribuyó a la falta de humildad de sus jugadores: "Muchos pensaron en que por ser estrellas NBA podían ganar sólo poniendo en el campo sus nombres, cuando desde 1996 no es más así".

Tras admitir que la NBA envió a Atenas "un equipo B", Ginóbili advirtió que "en realidad, desde 1996, el 25 por ciento de sus jugadores son extranjeros y el nivel internacional creció, aunque los norteamericanos siguen siendo los más fuertes". (Agencias)