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No se pudo ni nos dejaron

Fernando González fue superado por Roger Federer en la final del Abierto de Australia en tres sets seguidos, por un jugador que a la hora de tener las opciones mínimas no perdona.

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Por José Arnaldo Pérez enviado especial a Melbourne japerez@cooperativa.cl

 

Nunca hubo dudas que Roger Federer era el favorito máximo de esta final del Abierto de Australia, aunque las semanas previas de juego de Fernando González en el Melbourne Park, en un gran nivel hacían albergar algún tipo de esperanza para el nuestro. Y si se daba, qué mejor para entrar a la historia que derrotar a quien está llamado a ser el mejor de todos los tiempos.

 

El ambiente previo a una final es siempre especial. Mientras en los alrededores el público es una verdadera avalancha, los jugadores transitan en medio de la soledad de caminos deshabitados. Ya que sólo son ellos dos (más sus respectivos cuerpos técnicos) que en medio de esa inmensa amplitud de espacios buscan las fuerzas y nutrientes necesarios para llegar mejor parados que el rival a esa instancia previa del título.

 

Sin embargo, momentos antes del partido viene el despertar ante el escenario real que tendrán cuando la cancha 16 –fiel compañera de los entrenamientos- se ve abarrotada de público para darle el último aliento a los finalistas.

 

Primero se espera a González, pero aplaza la práctica, así que Federer es quien toma el contacto con el público antes. Luego de algunos minutos se retira cediendo el espacio al chileno que es acompañado por un público masivo que una vez que termina con su ritual de entrenamiento lo ovaciona. Así la hora señalada está cada vez más cerca. Y los nervios son el obstáculo a controlar.

 

Ya en cancha se les ve a los dos serenos. Los dos primeros golpes del partido son fallas de Federer que comienza sirviendo. González se pone arriba 0-30. Pero el suizo enriela todo por los cauces normales y gana su servicio.

 

Fernando entra de vuelta y gana su saque, y Federer hace lo propio con el suyo. Así ambos con pequeños errores prenden el comienzo de las luminarias de la final.

 

En la mente, mientras continúa el desarrollo de un pleito parejo, sigo pensando en esa frase de Fernando González, “espero que si me da la oportunidad la tomaré”. Y llega esa chance. Noveno juego del primer set. Hasta el momento todo igualado en cuatro, y González logra el quiebre. De vuelta del descanso si mantiene el servicio se habrá llevado el primer capítulo Algo inédito en esta Abierto de Australia 2007 donde el suizo ha ganado todo.

 

González se pone 40-15, domina el punto. Sólo una pelota más y el set es suyo. Pero aquí aparece el mejor Federer, que con un punto excepcional, además de otro yerro de Fernando, empareja la cuenta. Y que posteriormente con dos aciertos más concreta el quiebre y deja el marcador a cinco. Tuvimos la opción y no supimos resolver. Dos puntos de set que se esfumaron en medio de la calidad de Roger y un error propio.

 

Acto seguido el helvético mantiene su servicio y queda 6-5 arriba. Llega la obligación de ganar el servicio. Y aquí se genera uno de los puntos más largos. Federer llega a tener cuatro opciones de quiebre que no concreta. Fernando lo saca adelanta todo y deja la cuenta en seis. Debiendo en el tie break determinarse el ganador del partido. Aunque allí el número uno del mundo demuestra el porqué de ese tal privilegio y rápidamente se lo adjudica por un 7-2.

 

Primer asalto para Federer. Partido levemente favorable al suizo, que cuando debió definir no perdonó. Aunque no es el momento para el lamento. Sino para levantar el juego, y aprovechar una nueva opción… Siempre y cuando exista.

 

Y no hubo no más esa otra oportunidad, ya que Federer se ajusta mejor al juego de Fernando empieza a leer mejor las jugadas y por más que el “bombardero” responda con grandes puntos, él siempre hace una mejor.

 

Se batalla y González mantiene todo en orden hasta que en el séptimo juego del segundo set es roto su servicio. Y después Federer, impecable, mantiene los suyos hasta ganar el segundo set por 6-4. La historia del tercero es idéntica, y en el mismo séptimo juego el helvético vuelve a dar vuelta el saque de Fernando para allanar un camino que tiene como destino la corona. La cual obtiene con un nuevo 6-4.

 

Conclusiones muchas, tales como que Federer no sólo acrecienta su estatus del más grande sino que deja en claro que en los momentos claves no se equivoca. Que no da oportunidades muy seguidas para que le arrebaten los partidos, y eso es lo importante para sacar en limpio. Que se puede derrotarlo siempre y cuando el rival que está enfrente sepa jugar al máximo de sus posibilidades y que como una fiera cazadora dé el zarpazo en la única ocasión que se presenta. Porque caso contrario no se puede, porque Federer no te deja.

 

Por ahora Fernando saca como resultado a favor un gran avance que lo catapulta al lugar número cinco del mundo, que alcanza su primera final de Grand Slam, y que su entrenador Larry Stefanski dijo que si continúa con esa condición de juego, física y mental terminará ganado uno de estos torneos. Ya que en la actualidad sólo está en un período de crecimiento, en el que nos dio alegrías, pero no la máxima. Para eso falta. Quizás en la próxima.