La Copa se mira y se toca
Si en algún momento se pensó que Chile venía a Dusseldorf a media máquina, las actuaciones de Nicolás Massú y Fernando González demuestran lo contrario, al quedar a un paso de la final aún perdiendo con Argentina el jueves.
Por Rodrigo Hernández, enviado especial a Dusseldorf
A diferencia de Nicolás Massú que desde el primer momento le dijo a este enviado especial que pensaba jugar a muerte sus partidos, uno razonablemente esperaba que González, con lo jugado que venía tras su final en Roma y cuartos de final en Hamburgo, fuera a dosificar su esfuerzo y guardarse únicamente para los singles.
No fue así. El número uno de Chile venció en un partido corto pero intenso a James Blake en el debut y este martes se jugó la vida para derrotar a Robin Soderling (4-6, 7-5 y 6-4), en un duelo que cronometró dos horas y cuarto, pero que con las dos detenciones que tuvo a causa de la lluvia le demandó casi nueve horas en el club.
En la cancha, Fernando recorrió muchos más metros que su rival porque el sueco que se puso a tirar winners como si el mundo se fuese a acabar. Todos tiros planos, rasantes y profundos. Rara vez la pelota le picaba antes de la línea de servicio. Eso, sin contar lo bien que sacó y lo atinado que estaba para definir la jugada.
Pero el Bombardero hoy no sólo es el número cinco del mundo sino que juega como tal. Es decir, puede sacar sólo regular, ejecutar menos tiros ganadores que su oponente y hasta jugar defensivamente, pero es capaz de dar vuelta el partido en el minuto clave y quedarse con el triunfo. Un signo de madurez que anticipa que seguirá siendo protagonista en los grandes eventos. Y Roland Garros es el próximo.
"El juega muy bien a nivel de la cintura, pero si uno le baja la pelota lo desacomoda y empieza a fallar. No me importa tener que correr más que él y a ratos jugar defensivo porque siempre estoy buscando el momento para tomar la iniciativa. No creo que mi juego haya cambiado en el último tiempo, siento sí que soy un jugador más completo y con más recursos para enfrentar situaciones adversas", diría después.
A esa altura Massú ya sacaba cuentas junto a Stéfano, su hermano, en una servilleta. "Nos conviene jugar mañana con Fernando porque si le ganamos 3 a 0 a Suecia (el dobles fue pospuesto para la madrugada de este miércoles por falta de luz) después aún perdiendo con Argentina podemos clasificar a la final". Claro, si los campeones olímpicos le ganan a Bjorkman-Johansson estarán a un paso de alcanzar su tercera final en el Rochusclub.
Poco le importó al viñamarino la tortícolis que le dejó el partido con Bjorkman (7-5, 6-7 y 6-0). Cuando tuvo que analizar las opciones de Chile, que hoy lidera el grupo rojo con dos victorias en igual número de partidos y es seguido por Estados Unidos y Argentina con una, no dudó en decir que debía jugar la mejor pareja. Y González después de pensarlo un poco lo siguió.
"Al principio dije que a Argentina había que ganarle igual para llegar a la final, pero ya que tenemos esta chance por qué no tomarla", concluyó el de la Reina.
Si este miércoles iba a ser un día distendido para González y Massú ahora ya no lo será. Se propusieron llegar la final de la Copa de las Naciones y conseguir un triunfo en dobles ante Suecia los hará poner un pie y medio en el objetivo.
Nada sencillo porque al frente estará Bjorkman el cuarto mejor doblista del mundo. Pero ya se sabe que para los campeones olímpicos nada es imposible.
Ya habrá tiempo para pensar en Roland Garros. (Cooperativa.cl)