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[PERFIL] Martina Weil, con el deporte en las venas

El equipo nacional celebró su tercera presea dorada en el atletismo.

Foto: Team Chile / por Oscar Muñoz [PERFIL] Martina Weil, con el deporte en las venas
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- Revisa el especial de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023.

Al verla, impacta. Primero, por su estatura de 1,83 metros con la que no pasa inadvertida; y segundo, por el parecido que tiene en la forma de correr y en el físico con su mamá, Ximena Restrepo, la medallista olímpica de 400 metros en Barcelona 1992.

Es Martina Weil, la velocista chilena de 24 años que hizo estallar de alegría al público del Estadio Nacional el pasado miércoles, tras conquistar el oro en la final de los 400 metros de los Juegos Panamericanos con una marca de 51''48.

No es para menos, ya que el equipo nacional celebró su tercera presea dorada en el atletismo, la cual llegó gracias a una competidora que tiene el deporte en las venas.

Sin embargo, Martina practicó baloncesto antes de dedicarse por completo a esta disciplina. Ella confesó que no quería dedicarse a lo mismo que sus padres diciendo: "No era el deporte que más me gustaba, prefería los deportes colectivos".

Con la herencia y el linaje de su padre, el exlanzado de bala Gert Weil, quien fue sexto representando a Chile en Seúl 1988 y bicampeón panamericano; la medallista de oro tiene todo para lograr la marca mínima para los Juegos Olímpicos de París 2024, establecida en 50.95 segundos.

"Estoy sin palabras. La gente soñaba con el oro antes que yo", dijo Martina al ganar los 400 metros ante unos treinta mil hinchas que soportaron la lluvia y el frío del Estadio Nacional sin dejar de gritar su nombre ni de aplaudirla. Ellos la empujaron en los metros finales cuando las piernas ya le pesaban.

Oírla hablar con su acento chileno y con algunas palabras de la jerga colombiana la acercan más a ese país que vibró el 5 de agosto de 1992 con la primera medalla olímpica obtenida en atletismo y que fue ganada precisamente por su madre, un bronce que se festejó en toda Latinoamérica como si fuera oro y que aún se recuerda.

Ximena corría en los 400 y en los 200 metros, ahora es gerente de Deportes de la Corporación Santiago 2023 y vicepresidenta senior de la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics).

Después del triunfo de su hija, la exdeportista mencionó que Martina "no quería ser atleta, porque ella decía 'yo no quiero ser la hija de Weil, ni la hija de Ximena Restrepo' y ahora nosotros somos los papás de Martina, ya pasamos a un segundo plano completamente".

La campeona panamericana de 400 metros sueña con romper el récord de su madre, quien la ostenta la marca sudamericana de 49.64 segundos hace 31 años en el circuito de Barcelona. Pero "ojalá en un día mejor que este", añadió.

Cómo no, si el miércoles fue uno de los peores días para salir a correr en Santiago. Hacía un frío espantoso que congelaba los dedos, pero el calor que sintió Martina al momento de entrar a la pista y, cuando cruzó la meta, hizo rugir a todo el Estadio Nacional, que parecía venirse abajo por los altos decibelios cuando logró el oro en los 400 metros.

Se considera sensible y quizá por eso lloró al ganar la prueba, lloró cuando lanzó un beso al público y volvió a llorar cuando en medio de las entrevistas vio a su padre, quien comenta para TVN, instancia en la que nuevamente corrió, pero para fundirse con él en un abrazo.

Dice que no le molesta que muchos la identifiquen como la hija de Gert y Ximena, y menos que la comparen con ella. "Mi mamá me aconseja, pero más afuera de la pista que dentro", agregó Martina, a quien su madre acompañó en el calentamiento previo a la final.

Su trayectoria inició a nivel internacional en el 2017. Este año en la Liga de Diamante de Silesia, en Polonia, quedó en el octavo lugar con 51.07 segundos, su mejor marca personal, y en el Mundial de Budapest se ubicó entre las 25 corredoras más rápidas.

Vive en Bélgica y estudia negocios, tiene una dieta vegana, se entrena de lunes a sábado cuatro horas al día y mantiene una disciplina constante, cualidad heredada de sus padres.

Pero antes de esta luna de miel con el atletismo, Martina vivió un periodo difícil en Estados Unidos, donde probó suerte en la competencia universitaria. Algo que no resultó como esperaba, pues con la pandemia le empezaron a exigir resultados deportivos inmediatos al estar becada.

Pero allí, en Tennessee, conoció a Jacques Borlée, el entrenador que la llevó a Europa a conseguir el gran salto en su trayectoria. "Me queda harto todavía por dar", aseguró la atleta que, en la primavera más invernal de Santiago, fue donde comenzó a escribir su propia historia. Ya no es la hija de Ximena y Gert, ahora es la campeona Martina.