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En la tierra de los Héroes y Leyendas Massú y González se convirtieron en Mito al ganar el oro del dobles en Atenas 2004

Chile rompió su historia deportiva con un triunfo épico en Grecia

Foto: @TeamChile_COCH En la tierra de los Héroes y Leyendas Massú y González se convirtieron en Mito al ganar el oro del dobles en Atenas 2004

Chile llegó a los Juegos Olímpicos de Atenas el 2004 cargando una historia del “casi”, de haber estado cerca, pero nunca había alcanzado el oro, pese a que se estuvo cerca con Manuel Plaza, Marlene Ahrens y Alfonso de Iruarrizaga, incluso el fútbol en Sídney estuvo cerca de alcanzar la gloria. Y si había un lugar para que ello se rompiera de una buena vez era precisamente la tierra de los héroes y las leyendas.

Nicolás Massú y  Fernando González ya habían conocido en los meses previos de un importante triunfo, pues se coronaron Campeones Mundiales del tenis el 2003 y 2004, y Atenas les podría deparar nuevas alegrías. Y los primeros pasos empezaron a abrir la puerta del éxito, como fue en el encuentro inicial contra los bahameños Mark Merklein y Mark Knowles, viejos conocidos de las contiendas de Copa Davis, y frente a los argentinos Gastón Etlis y Martín Rodríguez, que los instaló en cuartos de final  donde los esperaba la mejor pareja del mundo, los hermanos Mike y Bob Bryan.

En la tierra de los Héroes y Leyendas  Chile tuvo a Massú y González

González y Massú desarrollaron un juego poco habitual para el dobles, se situaban al fondo de la cancha y desde allí daban batalla a sus adversarios. Aunque la duda era si ante la pareja número uno del planeta  eso daría resultado, ya que la fertilidad de recursos de los Bryan era ampliamente conocida. Aunque en una noche inspirada del Bombardero de la Reina y del Vampiro no les sirvió a los estadounidenses. El binomio nacional logró una victoria impecable por 7-5 y 6-4. Las semifinales los esperaban.

Mario Ancic e Ivan Ljubicic de Croacia eran el último obstáculo antes de instalarse en la final. Y el equipo nacional siguió su tranco arrollador y se llevaron el primer set por 7-5. Y aquí fue donde se pusieron a prueba, ya que los croatas se repusieron y les arrebataron la primera manga en lo que iba de campeonato por 6-4. Y el paso a la disputa del oro quedó reservado al tercer set, donde nuestros tenistas volvieron a ser sólidos y se quedaron con el parcial por 6-4. La medalla de plata era lo peor que les podía pasar ahora, pero había sólo una meta: la presea dorada.

No daba más. Lo dio todo.

En el anochecer del sábado 21 de agosto Fernando González con el tobillo a mal traer luego de la lesión sufrida en las semifinales del singles, frente al estadounidense Mardy Fish, y tras haber jugado casi cuatro horas por el bronce que le ganó a Taylor Dent apenas podía pisar, pero su amor propio, el deseo de darle una medalla de oro a Chile y el permanente apoyo de su compañero Nicolás Massú los llevaron a ganar el primer set 6-2 a los alamanes Nicolas Kiefer y Rainer Schüttler.

Pero el físico de Fernando González había sobrepasado los límites. La pareja germana se llevó los siguientes capítulos por 6-4; 6-3. E incluso en el cuarto set en el tie break, cuando ya iban dos horas y 47 minutos de juego, tuvieron  el marcador favorable por 6-2. Cuatro puntos de medalla de oro a su favor. Pero allí afloro un espíritu invencible, metieron cinco puntos seguidos y pasaron arriba en el marcador, e hicieron ver a los alemanes que esa no sería su noche. Fue 9-7 fue el desempate para González y Massú.

El quinto y definitivo set logró caracteres épicos. Los alemanes quebraron en el cuarto game el servicio de Massú. Se veía nuevamente adverso el camino. 3-1 abajo. Supieron responder y le rompieron a Kiefer. González mantuvo su servicio, y Schüttler no pudo con el suyo. Al fin Chile arriba. Pero un nuevo quiebre emparejó el partido 4-4. El suspenso no se detenía. Kiefer nuevamente fue incapaz de mantener el saque, y el 5-4 le despejó el camino a Chile, porque Fernando González luego del tercer punto de partido sirvió al centro, y Rainer SChüttle la tiró larga, en un disparo que se fue tan lejos como todas decepciones que había tenido el deporte chileno, porque luego de tres horas y 43 minutos, pasada las dos de la mañana del 22 de agosto, al fin Chile no supo de triunfos morales, y con dos verdaderos héroes olímpicos no había un lugar más indicado para ganar el oro que en Grecia.