David Beckham jamás podrá ser un caballero
Al futbolista inglés le obsesionaba recibir el reconocimiento de la Casa Real, según revelaron sus emails hackeados.
El escándalo fue bautizado como los "Beckileaks" y le cerró la puerta definitiva a convertirse en caballero.
El propio David Beckham ha compartido fotos de la reina en su cuenta de Instagram.
Por Aldo Schiappacasse
El sueño de David Beckham -como el de todo británico bien nacido- es ser caballero de la Reina. Al portentoso volante de la selección e integrante de los galácticos del Real Madrid y del equipo soñado del Manchester United, entre muchos otros cuadros, le obsesionaba ser tocado en sus dos hombros por la espada real. De paso su glamorosa esposa, sería, para siempre, Lady Victoria.
Pero todos los esfuerzos de David fueron en vano. Dicen que hizo obras de caridad, que subía a su cuenta de Instagram cada foto de la Reina que era publicada por la casa real, que lisonjeaba a la octogenaria monarca con el único propósito de ser Sir David Beckham de aquí a la eternidad.
Esperó pacientemente, pero cometió un error garrafal. Enterado que el organismo que sugiere los títulos a la corona, llamado Comité Whitehall había acogido la solicitud de Hacienda para sacarlo de la lista de probables debido a sus conflictos con el fisco por evasión y elusión de impuestos, decidió mandarle un mail incendiario a su agente donde mandaba a los honorables miembros a buena parte. Utilizando algunos términos muy poco apropiados para un hombre que aspira a ser nombrado caballero.
El mail, como muchas otras cosas en Inglaterra, fue hackeado, publicado y comentado por toda la prensa y la aristocracia, terminando para siempre con las aspiraciones del Bueno de Beckham de entrar en la élite de los sires británicos.
Beckham, como muchos otros jugadores profesionales -incluidos varios chilenos- habría utilizado la figura de los pagos por derechos de imagen para tener un ingreso extra que habitualmente era depositado en paraísos fiscales por las instituciones a las que defendía.
Por supuesto, encontraba injusto perder sus méritos ante tamaña menudencia y recurrió al viejo truco de insultar a los compuestos e imperturbables miembros del Consejo asesor de la Reina.
Los mails habrían sido hackeado por los rusos y luego recogido por un grupo que habría extorsionado al jugador exigiéndole el pago de un millón de libras para mantenerlos en secreto.
Al negarse, fueron denominados Beckileaks, y contienen pelambres, insultos y sospechas sobre otros premiados con el título que a David se le aleja.
Aunque, como recordó John Carlin en su columna de esta semana, la historia inglesa contiene una larga lista de defraudadores fiscales, de empresarios infames y, por supuesto, de ladrones, asesinos y piratas que han sido galardonados con el título al que Beckham tanto aspira.