"No me quiero morir aquí": Caos en el Monumental, los testimonios de hinchas de Colo Colo en una noche marcada por la tragedia
Dos personas murieron antes del partido entre Colo Colo y Fortaleza en el Estadio Monumental. Testigos relataron la violencia, la confusión y el temor vividos tanto dentro como fuera del recinto.

Anoche fui testigo de uno de los momentos más duros que ha vivido el fútbol chileno en el último tiempo. Estuve presente en la trágica noche de este jueves 10 de abril, pero también escuché el relato de dos hinchas que asistieron al Estadio Monumental para ver el partido entre Colo Colo y Fortaleza, que fue cancelado y terminó en una noche marcada por la violencia y la tragedia.
Los dos hinchas con los que hablé son asistentes habituales del estadio. Ambos son hombres de mediana edad y, como de costumbre, eligieron ubicarse en el sector de Cordillera. Por motivos de seguridad, mantendré sus nombres en el anonimato, así que para contar esta historia, los llamaré Juan y Eduardo.
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Impactantes testimonios de los hinchas de Colo Colo
"Llegamos con mi compañera en metro, cerca de las 19:30. Esta vez no nos quedamos afuera compartiendo, decidimos que había que caminar directo, porque era un partido de alta convocatoria", me relató Juan. Su voz, detallaba lo que vio en Avenida Departamental: "Harta agua por todos lados y había un grupo de pendejos (sic) que se ponen por la otra vereda, por el lado del mall. Y uno que va al estadio, sabe cuáles son los que andan tratando de entrar en avalancha, los identificai'".
Entraron por el sector Cordillera y notaron la ausencia de controles que usualmente estaban en partidos anteriores. "La revisión fue mínima", me dijo. Cuando ya estaban en sus asientos, comenzaron los rumores. "Primero no les di importancia, pensé que era cahuín. Pero después me empezaron a llegar mensajes, incluso desde el extranjero. Me dijeron que ya se había confirmado: había dos muertos".
Desde ahí, todo cambió. "La barra protestó en silencio, pero después empezaron a moverse, a sacar lienzos y los bombos. Sabíamos que se estaban preparando para pelear". Luego vino la suspensión, la confusión, el gas lacrimógeno, los niños llorando. "Había un niño que decía: 'no me quiero morir aquí'... Los niños son los que más sufrían porque se asustaban mucho".
Juan me cuenta que estuvieron largos minutos sin poder salir del sector Cordillera, pues afuera había una batalla entre Carabineros y la barra: piedras, carros, vallas en el suelo. "Afuera estaban todos los rastros de una batalla campal. Tremendos peñascazos (sic) tirados por todos lados, todo mojado, todo ocupado por la policía. Carros por todos lados. Las vallas papales tiradas en el piso. Fuimos al local de Sushi, que tiene un amigo ahí al frente porque se rumoreaba que el partido se iba a reanudar sin público. Al final nos fuimos tipo 23 o 23:30".
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"Cuando rompieron el acrílico, dije: esta cuestión no se juega más"
Eduardo me contó su experiencia esa misma noche. Llegó en auto, justo con la hora, y dejó su vehículo cerca de la Copec en Vicuña Mackenna con Departamental. "Me fui rapidito al sector Cordillera, debo haber entrado 20 para las 8 al estadio más o menos. Afuera se veía todo más o menos normal... no muy agradable, pero lo normal".
Durante el primer tiempo, observó varios incidentes. "Habían guardias con hinchas peleando que estaban arriba de los techos, colgados en las rejas... de repente agarraban entre 8 o 10 guardias a uno y se lo llevaban como pa' dentro. Estaba como tenso, encontraba yo, el ambiente".
Eduardo no supo de los fallecidos hasta el entretiempo. "Mi polola y un amigo me dijeron: viejo, cuídate, hay dos muertos en la previa".
En el segundo tiempo, se acercó hacia la reja que colinda con Galvarino. "Estaban los cabros colgados en la reja, puteando a los guardias... y cuando pasó el tema de que rompieron el acrílico y entraron, yo dije: 'no, esta cuestión se suspende, sobre todo porque es partido Conmebol. Esta cuestión no se juega más'".
Intentó salir, pero el portón tenía solo una puerta abierta. "Ya estaban los guanacos pasando por fuera tirando agua, la gente con niños, los niños llorando, asustados". Afuera, el panorama era brutal. "Pasaban los pacos (sic) por lo menos a 100 kilómetros por hora... y llovían las piedras. Corrí, llegué a la esquina y también estaba la cagá (sic) en toda esa recta hasta llegar al auto".
Al final, se fue ileso, pero con la sensación amarga de lo vivido. "Un caos total, un desorden, una pena. Después me fui para el departamento... así que nada, horrible", me confesó Eduardo.
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Noche negra para el fútbol
Lo que ocurrió anoche en el Estadio Monumental no fue un hecho aislado. Fue la consecuencia de una cadena de negligencias, de una evidente falta de control y de una cultura de violencia que, lejos de erradicarse, se sigue normalizando en el fútbol chileno.
Como periodista, he cubierto decenas de partidos, pero ir al Monumental, a un partido de alta convocatoria, siempre implica enfrentarse al desorden. Anoche no fue la excepción. Entrar y salir en vehículo es un caos absoluto. El diseño del estadio es deficiente: hay sectores donde no se ve la cancha y, como resultado, los hinchas ocupan las escaleras, se suben a los asientos, bloquean las salidas de emergencia, y de repente todo podría desencadenar en un accidente.
Los accesos para el público tampoco están a la altura. No hay suficiente personal capacitado y el control es, en el mejor de los casos, improvisado.
Los testimonios que recogí lo confirman: hubo miedo, hubo angustia, hubo desesperación. Nadie sabía qué estaba pasando, pero todos sentían que algo podía salir mal. Y lo peor ocurrió: dos personas murieron antes de que comenzara el partido.
Anoche no sólo falló la organización. Anoche falló el sistema. Y seguimos actuando como si fuera normal.

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