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Columna de Aldo Schiappacasse: La mujer más rápida de la historia no puede defender su legado

Florence Griffith Joyner logró marcar 10,49 segundos en los 100 metros planos en los Juegos Olímpicos de Seúl, récord que aún nadie ha batido.

Columna de Aldo Schiappacasse: La mujer más rápida de la historia no puede defender su legado
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Se llamaba Florence Griffith Joyner y sigue siendo la mujer más veloz de la historia. Célebre por su melena morena, sus inmensas uñas coloreadas y por sus vestimentas coloridas y hasta estrafalarias, la campeona del mundo que se hiciera grande en los Juegos Olímpicos de Seúl ve peligrar el más importante de sus legados, que ha estado, en todo caso, bajo permanente sospecha.

Y es que la Federación Internacional de Atletismo, dirigida ahora por el ex fondfista británico Sebastián Coe, tiene pensado invalidar todos los récords vigentes que se consiguieron antes del 2005, el año en que comenzaron a aplicarle los rígidos controles de doping que incluso permiten revisiones posteriores.

La principal daminificada sería esta velocista estadounidense de fugaz pero brillante paso por las pistas, que tiene vigentes las dos principales marcas en la velocidad, conseguidas en los Juegos de 1988 en Seúl, en la misma pista donde el canadiense Ben Johnson fue castigado por el consumo de esteroides.

Los 10.49 en los 100 y los 21.34 en los 200 han sido vallas insalvables para todas las atletas en los últimos 30 años, pero la premura en anunciar su retiro (unos meses después de los Juegos) y las sospechas permanentes sobre los métodos utilizados para conseguirlos fueron siempre una sombra para la inmensa popularidad cosechada.

La mujer que ganó sonriendo la carrera más veloz de la historia, además, falleció prematuramente, en 1998 -diez años después de los récords y con 38 años cumplidos- desatando una feroz polémica sobre las razones de su deceso, que fue producto de una apoplejía cerebral.

Uno de los mitos más grandes de la historia del atletismo se retiró siendo sospechosa de uno de los escándalos más grandes de todos los tiempos, pero sin que nunca nadie pudiera probar esas dudas. Una polémica que podría terminar en las próximas semanas si la idea de la IAAF se lleva adelante.