La columna de Pelotazo: Pobre fútbol chileno
El que pintaba para ser el gran duelo de la fecha 10 del Transición terminó siendo un monólogo.
Colo Colo como puntero del Torneo de Transición debía mantener el liderato visitando a Audax Italiano en La Florida. Los verdes, terceros en la tabla, sabían que si vencían al Cacique los superaban y podían optar a ser líderes según el resultado de Unión Española ante Curicó.
Los albos no contaban con dos de sus tres mejores jugadores: Jorge Valdivia suspendido y Jaime Valdés lesionado. La dirigencia blanca luchó para que el Tribunal de Disciplina le borrara la tarjeta roja al "Mago", pero no hubo éxito. Por el contrario, los audinos fueron a pedir que le sacaran la quinta tarjeta amarilla a Juan Pablo Miño y lo lograron.
Así llegamos al encuentro del sábado. Colo Colo encontrando su mejor versión pese a las ausencias con tres triunfos consecutivos y Audax en alza con la misma racha positiva.
Con los antecedentes expuestos podíamos esperar un encuentro parejo, más si el local era el cuadro verde, que se maneja mejor en su cancha sintética. Pero no. El cacique sin despeinarse ganó 3-0 y se mantuvo en la punta del campeonato.
No es de pesado, es la verdad. Audax tiró tres veces al arco en 90 minutos. Para un equipo que pelea el torneo nacional, o que quiere pelearlo, es bastante triste.
¿Cuál es el problema de todo esto? Que nos engañamos entre nosotros. Porque los albos irán a un torneo internacional el próximo año, como han ido diversos equipos chilenos en los últimos años, y no darán el ancho. En el fútbol chileno nadie te apura, nadie te hace pasar un mal rato, ni siquiera los que se suponen que son los mejores equipos, y por ende, somos nosotros quienes pasamos el mal rato cuando enfrentamos a rivales extranjeros.
Alguien me dirá que hay equipos que sí han complicado a Colo Colo en el Transición y tendrán razón. No es que lo ataquen y lo compliquen, es que se defienden en demasía y buscan el contragolpe cuando se les da la oportunidad. Y en algunas de esas contras, se crean chances de gol. Es su estrategia y es válida. Así empataron con Antofagasta, con Palestino, perdieron con Universidad de Concepción y empataron con Iquique.
El problema es que en los partidos siguientes esos equipos que le robaron puntos al cacique no fueron capaces de mostrar un rendimiento semejante ante rivales menores. O sea, se juegan "la vida" en un partido y luego se desinflan.
De lo expresado hay tres problemas.
Uno. El nivel de competencia es bajo. Para mejorarlo no basta con volver al torneo largo en 2018. Hay que comenzar de antes con el torneo de juveniles. Un campeonato que busque la excelencia y no ahorrar dinero. Basta de un torneo por zonas del país, debe ser una competición nacional donde todos jueguen con todos.
Hay que generarles presión a los futbolistas desde pequeños, cosa que cuando lleguen a profesionales no les tiemblen las piernas en determinados encuentros. Porque si eso pasa a nivel nacional, ni pensar a nivel internacional.
Dos. Desconozco si es un problema de mentalidad, de poco amor al fútbol, de ser irregular, de ser lagunero, pero no puede ser que haya equipos con "doble personalidad". Ante los "tres grandes" son uno, donde destacan, y ante el resto de los rivales son equipos del montón. Ese desgano hay que operarlo y extirparlo. Un jugador profesional debe serlo en todos sus encuentros, no sólo en lo que hay más gente viendo desde la tribuna o la televisión.
Tres. Calidad de refuerzos extranjeros. No tiene que ver con poner más dinero sobre la mesa, sino con elegir mejor. El listado de futbolistas que vinieron de "vacaciones" es mucho mayor a los que llegaron a hacer historia en sus respectivos equipos.
Son medidas a corto y largo plazo, pero si se dan, va a mejorar nuestro fútbol. Es un punto de partida por el bien de todos. Para que cuando tengamos un partido entre dos equipos que quieren ser campeones, veamos un duelo y no un monólogo.