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La columna de Pelotazo: La imbecilidad del hincha

¿Vidal o Aránguiz? ¿Es en serio la pregunta? Pasa y mira en qué lugar estás ubicado.

La columna de Pelotazo: La imbecilidad del hincha
Llévatelo:

Chile es un país polarizado. Está claro. Desconozco si desde 1891 o 1973. Lo cierto es que las diferencias nunca han estado cerca de acabar y se han exacerbado con la existencia de las redes sociales.

Si dices que te gustan las manzanas no pasará mucho rato hasta que aparezcan sujetos a decirte que por qué no te gustan las naranjas o las peras. Que cómo eres tan imbécil, usando calificativos suaves.

También hay personas que opinarán como tú y otras que respetarán tu posición. A esas no las olvides. Disfrútalas, porque están en extinción.

Entonces si en un tema tan intrascendente no te aguantan, ni esperar algo mejor si se habla de otras cosas donde entra la pasión como el deporte. Y no me refiero de hablar bien de Colo Colo, Universidad de Chile, Universidad Católica, y que te lapiden los fanáticos de otros equipos, eso ya es deporte nacional, me refiero a hablar de jugadores.

Porque el fútbol está manchado. Manchado de personas que no separan el jugador dentro de la cancha, con la persona y sus creencias políticas. Y ni siquiera sus creencias, basta con que calles para que te hagan pedazos. Si callas eres cómplice. ¿Cómplice de qué? De esta sociedad desigual que tiene a Chile partido en dos. Y eso es una gran verdad, pero eso no puede provocar que deje de querer a un futbolista o a mirar en menos sus logros. Sólo porque piensa diferente a mí.

Para algunos, llamémoslos idiotas, admirar a Charles Aránguiz es apoyar el apruebo en el plebiscito, escuchar a Víctor Jara, ser comunista y querer de presidente a Daniel Jadue, porque Hugo Gutiérrez es de centro.

¿Querer a Arturo Vidal? Obvio. Todo lo contrario, aunque también idiotas. Apoyar el rechazo en el plebiscito, escuchar a Alberto Plaza, ser de derecha y querer de presidente a José Antonio Kast, porque Joaquín Lavín es de centro.

Son dos tremendos jugadores, dos bicampeones de América, dos tipos exitosos en sus equipos, dos futbolistas queridos por sus compañeros... ¿y el cariño y respeto hacia ellos va a depender por lo que dicen o dejan de decir? ¿Cuál es el problema? ¿Qué sangre pasa por esos cerebros? ¿Qué comen? ¿Qué beben?

Simple. Somos un país mal educado. La educación es fundamental en cualquier sociedad y en Chile nunca fue prioridad. Tan poco interesó que quedó botada, vinieron otros y la hicieron un negocio.

Gente mal educada no lee o no sabe leer. No entiende o no se da el tiempo de entender. No respeta. No tolera. No mira para el lado. Sólo les importa mirarse el ombligo y compartir con quienes piensan como ellos. Y apenas aparece alguien distinto, hay que "hacerlo pebre" hasta el cansancio.

Esto ha provocado que existan grupos más extremos entre los hinchas. Porque hoy fanáticos de Colo Colo de derecha se hacen el pino reventando a Aránguiz en redes sociales. Tal como los de Universidad de Chile de izquierda con Vidal. Qué mejor. Son del otro equipo y no piensan como yo. Objetivo fácil.

Es triste convivir con esta situación. No hay permiso para admirar a Vidal y Aránguiz a la vez, porque eso es ser amarillo. Esto es la guerra: o uno o el otro. Todo es un enfrentamiento. Lo que sea. Es Claudio Bravo o Vidal. No hay permiso para quererlos a los dos.

El entorno virtual te obliga a tomar una posición, y cuando la tomas, hay que abrir el paraguas para no mancharse de mierda. Y los que piensan como tú, lo más apasionados, gastarán su tarde en pelear con lo que atacan. Y así pasan los días, las semanas, los meses... encerrados.

No se puede tolerar esto. No es justo aceptar esta nueva clasificación de situaciones o personas. Me niego. A quien me dio alegrías sólo lo puedo querer y respetar. Y en el caso del fútbol, las alegrías son dentro de la cancha. El problema es que como han sido tan pocas, algunos no las valoran, ni les toman el peso. Y para peor, le dan más importancia si son de un lado político u otro. No los quiero en mis redes sociales y ya comenzó la limpieza.