La columna de José Arnaldo Pérez: Las maravillas dieron paso a los sueños
Revisa la opinión del periodista de Al Aire Libre en Cooperativa.
"¿Y qué le queda ahora lograr a usted que es un hombre multimillonario y lo tiene todo?"
- "Cumplir mis sueños, alguien que no sueña, no vive". Con esas palabras respondió en mayo del 2.004 Andrónico Luksic a la pregunta de qué más podría lograr luego de hacer cumbre en el Everest, la montaña más alta del mundo, considerando que su inmensa fortuna le tenía hace rato resueltos los problemas básicos del diario vivir.
Ir por los sueños, se puede atribuir únicamente a personas que cuentan con los recursos necesarios, pero eso es un gravísimo error. El dinero puede ayudar, y mucho, pero no es lo único. Lo fundamental es tener una voluntad inquebrantable, y pese a las puertas que se golpean y no se abren, a que te puedan catalogar de loco, poner todas las energías en conseguir esos sueños.
Eran los primeros años de la década del noventa, los hijos de la familia Miranda Arellano practicaban esquí náutico en la laguna de Aculeo. Waldo, el padre, se percató que sus "retoños" tenían condiciones, y que era necesario un lugar más adecuado. Lo conversó con su señora, Martita, y sus pequeños Francisco, Rodrigo, Felipe y Tiare supieron que se mudarían a un lugar que estuviera acondicionado para la práctica de esta disciplina que los deslumbró.
En 1994 Waldo Miranda viajó a Estados Unidos y en persona vio las lagunas artificiales hechas como "canchas" de esquí náutico. En San Bernardo adquirió un terreno que le permitiera construir este centro deportivo, con 800 metros de largo, 80 de ancho, dos islas, lugares especiales para saltos y el eslalon. El terreno estaba lleno de una plantación de maravillas, las que dieron paso a la concreción de los sueños. Se lo miraba como una locura, pero los resultados comenzaron a tapar bocas, y tímidamente sumar voces de apoyo.
Pero además del esfuerzo del padre vino el sacrificio que debieron afrontar los hijos, dejar de lado los placeres típicos de niños y adolescentes de su edad y volcarse de lleno a la práctica deportiva para concretar las metas. Larry Gisler fue el entrenador que marcó los primeros pasos. Que tuvieron en el 2003 su primera gran recompensa con el título Mundial Junior de Felipe Miranda, mismo año donde en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, en aguas muy poco salubres, dejaron claro que este deporte si era bien desarrollado Chile podría sacar dividendos en el medallero. Como así sucedió, ya que hasta hoy se suman once preseas en esta disciplina.
Y como es parte de nuestro propio folklore, los títulos mundiales no bastaban para calmar a los malhablados que decían que los grandes logros sólo eran alcanzados en la Laguna Los Morros, pero una tras otra las conquistan en los más diversos lugares terminaron por esfumar todo asomo de crítica, las que quedaron definitivamente en el olvido en París el 2017 cuando una vez más el "Pipe" Miranda se colgó una medalla de oro planetaria.
Los Miranda ya no eran los únicos que ganaban medallas, una verdadera legión con los apellidos Naser, González, Barrientos, Kitzing, en otros engrosaban sus maletas de regreso a Chile con cuanto galardón se ponía en frente de ellos.
En la actualidad a Los Morros se añadieron otras tres "canchas": Chacabuco, Chicureo y Valle Maipo. Y para aquellos que piensan que es un deporte de élite, los propios Miranda están dispuestos a ayudar: conducen las lanchas, enseñan y traspasan sus experiencias que les llevaron a ganar medallas. Es un deporte abierto a todo aquel que de verdad tenga compromiso y disciplina.
Así llegamos a esta Semana Santa donde, de verdad lee bien, no lo dude, Chile ganó 43 MEDALLAS, 22 de ellas de oro en las distintas categorías y modalidades del Campeonato Latinoamericano. Frutos que hablan por sí solos de un crecimiento indudable de esta disciplina que partió como una locura. Y hoy no falta quien ha querido comprar en varios millones de dólares la Laguna de Los Morros, la respuesta es no se vende. Imposible, ya que donde hubo maravillas, luego se cumplieron los sueños.