La columna de José Arnaldo Pérez: ¡Cuidar la Fiesta!
El periodista de Al Aire Libre en Cooperativa analiza el Maratón de Santiago.
A pesar de todo, la gente responde cada año. Más de 33 mil competidores se dieron cita en una nueva edición del Maratón Internacional de Santiago. Que contó como elemento adicional con el cambio de hora en la noche anterior, pasando a la modalidad de invierno. Se ganó una hora de sueño, pero también durante la carrera aumentó la temperatura. 24 grados –que en el asfalto suben su sensación al menos en cuatro más- para los últimos kilómetros de competencia jugaron de manera adversa, y las 2h13'15" que anotó el keniata Jacob Kibet Chulyo son un registro muy bajo si se lo compara con las principales pruebas a nivel internacional.
Pero para Chulyo y los otros que llegaron a la meta lo que marca el reloj tiene un mero valor en el conteo particular, ya que la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés) en diciembre fue tajante al decir que los registros no tienen reconocimiento oficial, y, peor aún, se perdía la categoría bronce, siendo que hace un par de temporadas se apuntaba a entrar a la modalidad de plata.
Las disensiones por el origen de la competencia entre la Corporación que lo realiza y la Federación, que originalmente era su dueña, han llevado a esta lamentable situación. La Intendencia de Santiago, por donde se desarrolla la prueba; el Gobierno bajo el Ministerio del Deporte y el Comité Olímpico debieran tener una colaboración más activa en la solución del tema, ya que se reitera que la gente sigue respondiendo al inscribirse –paga por ello- y el resultado que se ve es que la fiesta a ojos del mundo se ha deslavado en cuanto a reconocimiento de los organismos internacionales.
Y vaya que es dura la pelea, en el mismo día hubo otros 10 maratones en el planeta de gran prestigio, a saber: Roma, Rotterdam, Hannover, Sao Paulo, Daegu, Estambul, Kiev, Milán, Pyongyang y Viena.
Si se quiere competir y dejar a nuestra capital como un maratón de relevancia no sólo esas otras ciudades son las antagonistas. Los intereses de unos no pueden superponerse a uno de los eventos más masivos y atractivos que tenemos. Además la exigencia del trazado puede resultar como un incentivo para los que tienen el espíritu deportivo por sobre el monetario. Acá es imposible tener cronos como los de Berlín ya que la exigente ruta genera un mayor desgaste, pero es ese desafío el que puede atraer a los mejores competidores. Que se pueden ver incentivados si además se idean premios adicionales por bajar la marca en forma considerable.
Y buscar de nuevo que la IAAF le dé carácter oficial a sus registros. De lo contrario nos tendremos que seguir conformando con que el 124 del orbe venga y logre un triunfo sin mayor oposición, cuya marca lo situaría apenas en el puesto 187 de lo que va del año. Nuestro maratón merece más. Y a pesar de ello resulta una curiosidad más de que la gente cumple que habiendo uno en Sao Paulo, catalogado en Bronce, miles de brasileños priorizan venir a Santiago.
Lo otro que resulta un soberano desperdicio es con tanta carrera y miles de cultores no se saque provecho y se tenga nuevos fondistas chilenos de prestigio a nivel internacional. Siguen penando los retiros de Omar Aguilar y Erika Olivera. Materia prima hay, pero esas mismas contiendas, o, peor aún, los sabelotodo, nos han estancado. Ya que acá la falta de recursos no opera como única culpable.
Donde no hubo respuesta masiva fue en el "Orlando Guaita". Evento cumbre del atletismo internacional que se desarrolla en nuestro país, que nos dejó tres ganadores de la medalla de oro: Gabriel Kehr en martillo, Karen Gallardo en disco y Alfredo Sepúlveda en los 400 vallas. Pero nos dejó mucha nostalgia al recordar el Estadio Nacional con sobre 20 mil personas, televisado por señal abierta en el canal público y con competidores de talla mundial. Sin difusión es difícil nos señalan. Pero también está el ingenio, la creatividad y golpear puertas hasta el cansancio para que las abran. Después de todo se está invitando a la fiesta, del deporte, mismas que hoy se las cuida muy poco.