La columna de José Arnaldo Pérez: Aunque no les guste, aunque no me guste
Revisa la opinión del periodista de Al Aire Libre en Cooperativa sobre el Superbowl chileno que disputaron Húsares y Felinos.
Por José Arnaldo Pérez, @chascaperez
El mundo, la naturaleza y la vida están en permanente evolución. Y siempre la prueba del estancamiento y posterior decadencia es el temor y la negativa a los cambios. El deporte es parte de esas mismas corrientes que con nuevos métodos de práctica e incluso con disciplinas que ganan terreno, producen la típica nariz arrugada de los que no aceptan o toleran estas tendencias que conquistan terrero.
El Superbowl chileno llamó la atención de los medios nacionales en los últimos días. Y debo sentar de inmediato postura, ya que en lo particular me cuesta llamarlo como lo hacen ellos, ya que fútbol hay uno solo, y es al que los ingleses le dieron las reglas más contemporáneas y que se convirtió en la disciplina más popular del planeta. El estadounidense, en tanto, ni siquiera tiene su origen directo en el fútbol ya que es una evolución del rugby, con Walter Camp como principal responsable, por lo que sería más correcto decirle "rugby estadounidense". Pero es sólo eso, el nombre no me cuadra en lo absoluto, y verlo no me genera problema alguno, incluso como en cada evento motiva presenciarlo y hasta tomar partido por uno de los equipos involucrados.
También es cierto que como pocos deportes, salvo los que llevan aparejados los golpes directos de por medio, como el boxeo y artes marciales mixtas, pocas disciplinas han contado con mayor animadversión, caricaturas o mitos como los del "superbowl" a lo largo del planeta, como aquel del rugbista inglés que al ser entrevistado en los Estados Unidos dijo que eran deportes similares, salvo que el rugby lo jugaban los hombres porque no usaban protecciones. Ridiculización gratuita e innecesaria.
La animadversión quizás radica en esa ampulosidad y grandilocuencia de los estadounidenses que creen siempre que lo de ellos es lo mejor y más visto del mundo, generando la tirria de sus detractores. Que rasgan vestiduras porque los "gringos" a cada final nacional le ponen el rótulo de mundial. Y nada más distante de ello. Sin ir más lejos, es una grosera mentira cuando afirman que el Superbowl "yanqui" es el espectáculo más visto del planeta. Sin considerar que muchas veces se ve precisamente por eso, por el show del entretiempo con grandes artistas más que por el partido mismo.
Pero pongamos las cosas con datos concretos y no con audiencias estimadas de acuerdo a los países donde se televisa. El evento deportivo más visto en el planeta no es "Superbowl", de hecho ni siquiera están en el podio, ya que el primer sitial corresponde a los Juegos Olímpicos, y los mayores rating están relacionados con sus ceremonias inaugurales. El segundo lugar le corresponde a la Copa Mundial de Fútbol, y en varios lugares del planeta las finales de este torneo han roto récords de seguidores. Y la tercera plaza, vaya bofetada para muchos que no lo consideran, pertenece a la Copa Mundial de Cricket. En el sur asiático, Oceanía y otros países afines a los británicos es un espectáculo imperdible. Por lo que el Superbowl está lejos aún de ser el espectáculo más presenciado del orbe.
Y aquí nace el gran pero a sus detractores, el crecimiento sigue hacia arriba, ya que gana terreno en países donde antes no se le consideraba en lo absoluto (situación que vivieron otros tantos deportes antes, el propio fútbol inglés a fines del sigol XIX también supo de esos enemigos). Y como somos hijos de la cultura de consumo estadounidense, no sólo Halloween, Saint Patrick's day, Cyberday y otras cosas han penetrado nuestra realidad, que después de todo de eso se trata, cambiar y evolucionar, ya que la mentada aldea global hace rato que comparte cosas.
El "superbowl" comienza a crecer y ser cada día más relevante en Chile. Atrae miradas, mejora su producción y se gana con justicia su espacio. En su tercera edición, que se disputó en Pudahuel, los "Húsares" de Huechuraba y los "Felinos" de la Florida jugaron para ver quién era el monarca criollo, con victoria de los primeros por 7 a 3 y que les devolvió el título que no conquistaban desde el 2016. Testigo de honor de esta conquista fue Byron Chamberlain, quien con los "Broncos" de Denver ganó dos títulos en la décadas de los noventa. Y para que nada tuviera que envidiar al show estadounidense hubo espectáculo en el entretiempo con la banda Alfraga, que versiona a los legendarios Black Sabbath.
Paso a paso, o en su jerga, yarda a yarda, avanzan y se consolidan de a poco, y más allá del erróneo nombre que no comparto, suman seguidores más que detractores, y así seguirán aunque no les guste a algunos.