La columna de José Arnaldo Pérez: Ándate a tu casa
Revisa la opinión del periodista de Al Aire Libre en torno al acontecer polideportivo.
Desde que descubrí esa comparación en un libro de historia universal, y luego la emplearon también en la serie científica "Cosmos" la he usado, y en más de una oportunidad. Nuestro planeta bordea los cinco mil millones de años, y si todo ese tiempo lo convirtiéramos en un año humano, debemos decir que la historia del hombre en nuestro mundo se traduciría sólo a los últimos ocho segundos del último día. Es decir, somos la nada misma. Y si lo ampliamos a la edad del Universo, que bordea los 14 mil millones, nuestra insignificancia se hace aún más notoria.
A pesar de lo explicado, la vanidad de la especie humana no deja de sorprender por su ridiculez. A modo de exposición, en algunos textos se dice que los españoles descubrieron América, siendo que hace miles de años el ser humano ya habitaba este continente. El razonamiento egoísta que dice que si no lo conozco no existe cobra un valor total en esa aseveración... ¿A qué vamos? Pues que en medio de este estallido social un sector de la población de la Dehesa se mostró ofendido por una protesta pacífica y sacó a relucir toda su bajeza y discriminación con insultos a los que osaron interrumpir su excelsa normalidad. "Rotearon" a diestra y siniestra, y le pidieron a estos "atrevidos" que regresaran a sus barrios. Si le hicieran caso a tan "distinguido caballero" en el deporte nos quedaríamos en cero.
La discriminación es una de las peores pestes del ser humano. Que lo hace simplemente para disfrazar sus deficiencias y con el temor de no quedar en evidencia y que aquel al que trata mal no demuestre que es más valioso. Lo supo muy bien la familia de Jesse Owen que huyo desde Alabama por la feroz segregación que había en el sur de los Estados Unidos y llegaron a Cleveland. Allí encontró en el atletismo su espacio, pero nuevamente debió vencer la ignorancia humana, y lo hizo con clase ganando cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 en plena época nazi, que vio cómo se derrumbaban sus teorías sin base de la supremacía del hombre blanco.
El mundo, la tecnología y la ciencia seguían dando pasos hacia adelante, pero la mente humana no salía del estancamiento. Tres décadas después el extraordinario boxeador, aún de nombre Cassius Clay ganó la medalla de oro en los Juegos de Roma el 60'. Subió a lo más alto del podio, le dio honor a su país, la bandera estuvo sobre todas y se entonó el himno. Regresó a casa muy feliz, pero al ir a tomar un café a un exclusivo salón no lo atendieron por ser "negro". Era el reciente campeón olímpico, le dio gloria y honor a los suyos, y aun así no lo valoraron. El propio Muhammad Ali cuenta que hasta les mostró la dorada presea y el "no" fue rotundo. Pero en vez de achicarse e irse a casa, siguió luchando, se convirtió en un activista contra la discriminación y también en "el más grande".
Hasta hoy, y pese a que múltiples organismos y federaciones lo castigan, el racismo y la discriminación siguen siendo materia de manifestaciones. Mostrando un desconocimiento total que el ser humano ha migrado y en la medida que se interconecta con otras culturas crece, y las que se cierran, a pesar de un transitorio poder, a la larga perecen. En Chile hemos recibido permanentemente esos migrantes que nos ayudaron a crecer. Los padres originales de los apellidos Plaza, Cristi, Mendoza, Echeverría, Ahrens, Barrientos, Lucas, Tapia, Irruarizaga, Massú, Ríos, González, Zamorano, Salas, Figueroa, Sánchez, Vidal, Caszely y Niemann, por nombrar sólo algunos, felizmente no escucharon eso de irse a su casa. Se atrevieron y nos dieron gloria. Porque el deporte no es quedarse, es esforzarse y ganarle a la adversidad, incluso a la ignorancia menospreciante.
El deporte chileno también ha crecido gracias al aporte de múltiples técnicos extranjeros en diferentes disciplinas. Quienes han refundado esas actividades llevado a niveles altísimos a esos cultores que antes estaban muy atrasados en sus metodologías. Felizmente no se quedaron en casa. Al igual que producto de la actual globalización estamos recibiendo muchos migrantes. Aquellos que en Chile vieron una segunda patria, y felices abrazaron los colores. Sin ir más lejos Yasmani Acosta acaba de salir campeón sudamericano de Lucha Grecorromana y ahora irá por un lugar en los Juegos Olímpicos. Tal cual lo quiere hacer Arley Méndez.
Makarena Pinto fue a Alemania, que vaya que vivó temas de racismo en el pasado, pero no se amilanó. En Cottbus, en la Copa del Mundo de Gimnasia remató en el quinto lugar del salto... Se atrevió y lo logró. Demostrando a la larga que el ignorante discriminador es el único que debe irse a su casa.